En el marco del día europeo de la salud prostática, hemos querido abordar el reconocimiento de la dimensión social de la prostatitis crónica o el dolor pélvico crónico (en adelante, CP/CPPS).
La CP/CPPS es una inflamación de la próstata, una glándula que se encuentra bajo la vejiga de los hombres. Presenta una sintomatología variada que produce dolor, irritación y obstrucción del tracto geriturinario y el periné en los varones mayores de 40 años. Si bien su incógnita etiología y la propia heterogeneidad sintomática de los pacientes aumenta la dificultad de hallar un tratamiento eficaz, en los últimos años se han puesto de manifiesto los beneficios de determinados programas ejercicio físico supervisado sobre –y entre otros procesos y manifestaciones clínicas o percibidas– la sintomatología, la calidad de vida o la incontinencia urinaria del paciente. Pese a ello, la sintomatología de los pacientes es sumamente variada en función de la singular estructura social que motiva sus conductas y actitudes sociales.
El estudio de la incidencia y la prevalencia de la CP/CPPS en función del estrato social y la ocupación laboral de las personas que la padecen podría sustanciar un primer avance en la cimentación de la problemática, pero ¿es posible conocer hoy la asociación entre el estrato social y la reducción de la sintomatología? ¿Sabemos si se produce un aumento en la práctica de actividad física en función de la ocupación laboral desempeñada? ¿Qué asociaciones existen entre la práctica de actividad física de las personas ocupadas en puestos de trabajo precarios, temporales o desprotegidos y la prevalencia de la CP/CPPS?
Miremos las cosas más de cerca. La solución a la cuestión de los niveles de actividad física según el estrato social y la prevalencia de la CP/CPPS podría facilitar una valiosa información de aplicación a la tarea preventiva de la CP/CPPS, sin embargo, el desconocimiento de la respuesta a dicho interrogante suscita la conveniencia de esgrimir programas de investigación social acordes con la urgencia de las distintas problemáticas. Una parte incidente de la estructura social de nuestro sistema de relaciones económicas y sanitarias es el trabajo. Parece conveniente entonces empezar el programa de investigación concediendo importancia a la dimensión económica y sanitaria de nuestra estructura social.
Enunciado a partir de sus características más esenciales, el trabajo (y el centro de trabajo) son el epicentro de las relaciones económicas que producen las personas adultas. A cambio de la realización de una o varias tareas, el trabajador percibe una remuneración que le permitirá participar en el sistema económico. Si bien el tiempo dedicado a las distintas actividades y tareas es sumamente variado en función de las características del empleo, en España la población ocupada trabaja normativamente alrededor de 40 horas semanales, no pudiendo superar las 9 horas diarias. Dicho en otras palabras, de lunes a viernes, el 30% de su tiempo lo dedican al conjunto de actividades y tareas laborales. Esta cuestión no parece aventurada en comparación con la media europea, cuya población en su conjunto dedica a su jornada laboral un promedio de 40,9 horas. Los países nórdicos, por su parte, suman un total de 37 horas, 5 días a la semana. Pero tan importante es la jornada laboral cuanto la concepción cultural del trabajo. En Centroeuropa las horas extra están bien vistas en detrimento de la ampliación de un espacio de vida más allá del trabajo. Estas horas extra favorecen la aparición de estrés, que contribuye a la tensión de la musculatura pélvica y la posible aparición de la CP/CPPS en varones mayores de 40 años. Con todo ello no parece aventurado advertir la importancia de la labor preventiva y la aplicación de tratamientos que contribuyan a aliviar los síntomas.
Uno de los tratamientos únicos o combinados con otros puede ser el fisioterapéutico y el ejercicio físico supervisado para vigorizar los músculos del suelo pélvico. En línea con los resultados de investigación más relevantes, la evidencia científica sugiere una reducción de la sintomatología prostática a medida que se incorpora un estilo de vida activo. Sin embargo, los importantes avances científicos acaecidos en la comprensión de los distintos tratamientos no parecen venir acompañados de la investigación y la caracterización de la dimensión social de las personas que padecen la CP/CPPS, sino que estos se ciernen, fundamentalmente, en la mera concepción solipsista del particular clínico que presenta el individuo, obviando, entre otras características, su estrato y clase sociales o su ocupación laboral.
Más concretamente: ¿sabemos si el ejercicio físico supervisado llevado a cabo en el centro de trabajo es incidente sobre la sintomatología prostática en función del estrato social? ¿Tenemos conocimiento acaso sobre la asociación de los niveles de actividad física de las personas pertenecientes a una clase social alta sobre la incidencia de la CP/CPPS en esos grupos sociales? Los procesos de heterogeneización de la práctica de actividad física y el modo de vida actual posibilitan la aparición de grupos que han satisfecho su demanda de actividad física a la par que los problemas de próstata también aumentan, por tanto, ¿cabe preguntarse si se hacen necesarios programas de ejercicio físico específicos y supervisados conforme a la realidad social descrita?
Y segundo: en dirección contrapuesta al supuesto anterior, pueden existir grupos sociales en los que la demanda de actividad física sea latente o incluso ausente, aunque sobre los mismos aumente la incidencia de CP/CPPS, ¿existirían entonces barreras de práctica de actividad física para estas personas? ¿Qué relación podrían guardar estos resultados con las barreras de práctica físico físico-deportiva de las personas mayores? En efecto, la hipótesis de partida es que, a mayores barreras de práctica de actividad física según la edad, el género y el grupo social, mayor probabilidad de realizar un estilo de vida que conduzca a la aparición de la CP/CPPS.
La incorporación de los planes y políticas públicas (y sociolaborales desde la empresa u organización patronal) que pudieran derivarse de la corroboración de la hipótesis formulada, ¿podría contribuir estratégicamente al incremento de practicantes de actividad física y motivar un crecimiento del Producto Interior Bruto? ¿Facilitaría al mercado de trabajo de la actividad física y del deporte la agregación de nuevos profesionales de la actividad física especializados en el reto demográfico de las personas mayores? ¿La conversión de estas posibilidades en acción dialéctica entre las empresas y las administraciones públicas podría favorecer a su vez la creación de empleo en la organización y la prestación de servicios de actividad física y deporte orientados a los pacientes que padecen CP/CPPS?
La variedad de los estudios y programas de intervención recogidos en la literatura imposibilitan la conformación de una teoría sólida a propósito del contenido que han de incorporar los programas que articulan la intervención de ejercicio físico supervisado, bien en la tarea preventiva, bien en calidad de tratamiento complementario a los convencionales. Por ello se requiere abordar la hipótesis de la asociación, la independencia y la correlación entre la realización de la actividad física moderada y la disminución de la sintomatología prostática en situaciones experimentales controladas que diriman la heterogeneidad clínica localizada. Pero, de igual modo, este cometido seguirá mostrando importantes fallas en su validez externa si se emprende alejado de la comprensión del modo de vida contemporáneo y su profunda raíz social: el trabajo (en un sentido amplio) y las ocupaciones laborales propias de la singular estructura social, cultural y económica de los distintos territorios.
Pues bien, con la finalidad de avanzar en el conocimiento sobre la prevención y el tratamiento de la CP/CPPS, así como en la labor de implementar planes, proyectos y acciones interdisciplinares de amplio alcance, los interrogantes expuestos podrían sugerir los siguientes retos estratégicos –enunciados, por el momento, hipotéticamente– a la espera de nuevos avances científicos:
- Estudiar profundamente el funcionamiento de la próstata en reposo y razonar su respuesta a la actividad física.
- Trabajar en el diseño y validación de un programa de ejercicio físico eficaz para el tratamiento coadyuvante de la CP/CPPS. Y sobre ello, dotar de instrumentos invasivos y tecnológicos a los equipos de investigación para efectuar intervenciones experimentales controladas.
- Incidir en la recuperación, manejo y producción de una mayor evidencia epidemiológica en los centros de trabajo y la realización de otros estudios de amplio alcance.
- Aplicar los métodos y técnicas de investigación social en la búsqueda de respuestas a la dimensión social de las personas que padecen los síntomas para el favorecimiento de su inclusión social y laboral.
- Implicar a los departamentos de prevención y promoción de la salud de las empresas y las organizaciones en la investigación, planificación, implementación y evaluación de programas de ejercicio físico supervisados durante la jornada laboral sobre los pacientes diagnosticados.
- Participar en la discusión de la problemática ergonómica y psicosocial de las ocupaciones laborales en lo concerniente a las actividades y tareas propias de la ocupación laboral, en la reducción de la jornada de trabajo y la ampliación del tiempo libre.
A la espera de nuevas investigaciones sociales, los avances científicos acaecidos hasta la fecha suscitan distintos interrogantes desde la dimensión social de los pacientes que podrían conducir, en el supuesto de solucionarse, al diseño e implementación de políticas y planes esperanzadores en la prevención y tratamiento de la CP/CPPS, entendiendo la problemática, eso sí, en toda su complejidad clínica y social.
Dr. Víctor Jiménez Díaz-Benito
Profesor en la Facultad de Salud de la Universidad Camilo José Cela
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