La logística y el mercado único digital (MUD). Un post elaborado en el seno del Grado en Transporte y Logística UCJC, desde el punto de vista de la cadena de suministro.
Actualmente, es un hecho que el comercio electrónico está transformando la industria de la logística. La transformación afecta a todos los actores de la cadena de suministro, especialmente al sector del transporte. Sin embargo, las nuevas tendencias de consumo, que dominan la compra online, sugieren la necesidad de un mayor ritmo de cambio. Las expectativas son elevadas y el consumidor se muestra cada vez más impaciente.
La Comisión Europea no es ajena a esta situación y, desde hace tiempo, se han puesto en marcha algunas actuaciones en el ámbito de la política industrial de la Unión. Todas ellas son elementos clave de la Europa Digital, incluyendo la política comercial, las redes transeuropeas, la libre circulación de mercancías y personas, o la denominada estrategia del mercado único digital.
Han transcurrido ya algunos años en los que los estados miembros de la UE hemos avanzado en el acceso y seguridad de las infraestructuras digitales. También se han potenciado el acceso a las redes seguras y el crecimiento de la economía digital. Recientemente, se ha aprovechado el “dividendo digital” para establecer la hoja de ruta del proceso de autorización de la banda de frecuencias de 700 MHz. En este sentido, las Administraciones Públicas se comprometen a liberalizar el uso de esa banda para favorecer el desarrollo de nuevos servicios digitales innovadores. Se trata de potenciar, entre otros, servicios como la sanidad electrónica, dispositivos de seguimiento de pacientes. Según la Agenda Digital prevista, el proceso de despliegue y liberalización de la banda de 700 MHz se implementará durante el segundo semestre de 2019 y el primero de 2020.
En efecto, esto afecta al comercio electrónico y las entregas finales. En la UE proliferan las nuevas empresas de alta tecnología. El sector de aplicaciones móviles de la UE tiene unos ingresos casi 20 mil millones de euros y da empleo a más de dos millones de personas. Sin embargo, aún quedan por perfilar algunos aspectos clave. La actividad de la Comisión Europea en relación con la consecución del Acta del Mercado Único Digital, continúa abordando cuestiones como el bloqueo geográfico injustificado, la paquetería transfronteriza, la portabilidad transfronteriza de los servicios de contenidos en línea, la protección de los consumidores, los servicios de comunicación audiovisual, los contratos de compraventa en línea, y los contratos de suministro de contenidos digitales.
Por supuesto, las operaciones de compraventa en línea son las grandes beneficiarias de la velocidad y precio que ofrece la transformación digital. Esto es evidente, ya que la búsqueda de los artículos, el diseño a medida, la atención al cliente, la contratación y el pago se realizan de forma digital. Sin embargo, ni la fabricación de artículos físicos a medida, ni las entregas se hacen de manera virtual.
Desde luego, la logística va mucho más allá de la preparación de un pedido en almacén o de la entrega final al cliente. Algunas consultoras observan, al visitar cualquier centro logístico de una empresa de distribución, que las operaciones B2B y B2C son diferentes según el tipo de cliente. Efectivamente, las operaciones B2B suelen estar programadas con anterioridad, incluso con los proveedores del propio centro logístico. Por el contrario, las operaciones B2C suelen ser más aleatorias en la mayoría de los casos. Incluso haciendo uso de predicciones basadas en bigdata, permanece la incertidumbre.
No cabe duda de que la tecnología está impactando de forma positiva en la capacidad de crecimiento del comercio electrónico. Los avances en la cadena de valor son fundamentales, sobre todo cuando se tiende a la estandarización de las operaciones. Sin embargo, en algún momento, debemos plantearnos si la realización de operaciones estándar no entra en conflicto con las expectativas de un usuario final personalizado que demanda productos, servicios, entregas y atención personalizada a medida.
La adaptación digital del comercio electrónico requiere una visión global de la cadena de suministro. Es preciso considerar que las operaciones afectan a las plataformas de comercio, a los fabricantes de productos, a los tránsitos, a los gestores de stocks, a la gestión de cobros y devoluciones, a las entregas y la logística inversa. Por tanto, todos ellos son corresponsables de trabajar en:
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Un equilibrio entre el servicio de calidad, el rendimiento y el precio:
En el que prime la atención centrada en el cliente. Esto supone ofrecer un espectro más amplio de posibilidades en productos, precios, horarios de entrega, horarios de atención, lugares de entrega, medios de pago, gestión de devoluciones y, por supuesto, costes. Algunos clientes prefieren pagar una cuota premium a cambio de un servicio exclusivo. El seguimiento digital de las operaciones forma parte de este servicio de calidad.
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La fidelización del cliente a través de servicios exprés con diferentes horarios de entrega:
Podría basarse en un sistema tarifario de entregas rápidas. Dicho sistema incluiría cualquier banda horaria durante las 24 horas del día y 7 días a la semana. Por supuesto, siempre se mantendrían las opciones económicas de la entrega en el mismo día o en días diferidos. El desarrollo digital implica mantener continuamente informado al cliente final.
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La transparencia en la secuencia de operaciones de la cadena de suministro es otro aspecto esencial:
El blockchain podría ser una buena herramienta digital para conocer, en tiempo real, los costes y la sincronización de cada una de las operaciones a lo largo de la cadena de suministro. De este modo podrían identificarse para cada operación, a fabricantes, proveedores, almacenistas, preparación de pedidos, entidades financieras intervinientes, atención al cliente, transportistas, transitarios, despachantes de aduanas, impuestos, etc.
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Los servicios de entrega constituyen otro aspecto fundamental:
Quizás sea el más relevante si tenemos en cuenta todos los anteriores. En realidad, en numerosas ocasiones, las operaciones de comercio electrónico requieren varias entregas. A veces, incluso, los artículos deben recorrer largas distancias y cambiar de país, siendo sometidos a diferentes inspecciones. El problema aumenta cuando nos referimos a la distribución capilar. Algunas empresas han optado por despachos físicos de conveniencia. Otras operan con servicios de lockers. Otras, simplemente ofrecen una verdadera flexibilización de las franjas horarias 7×24. Evidentemente, todos estos servicios tienen un coste adicional. No hay que olvidar, de nuevo, que la información digital debe estar a disposición del cliente final.
La nueva realidad requiere que todos los actores del comercio electrónico se impliquen en estos aspectos. No es suficiente con subcontratar el transporte o las operaciones transitarias. Cualquier empresa involucrada en el comercio electrónico debe implicarse en las operaciones desde la fábrica hasta la entrega definitiva. La transparencia digital es fundamental. En realidad, esto es lo que verdaderamente supone mantener al cliente en el centro del negocio. Con ello estaremos seguros de ofrecer un servicio “puerta a puerta”.
En nuestro entorno global, las transacciones internacionales tienen aún que superar muchas barreras. La industria logística da servicio tanto a pequeñas como a grandes empresas. Además, la cadena de suministro tiene que dar servicio a operaciones físicas y electrónicas simultáneamente. Los puntos de recogida y entrega son múltiples y las operaciones resultan diferentes en función de cada tipo de artículo y de cada tipo de cliente. Probablemente, la actualización digital deba tener en cuenta todos estos aspectos.
Para más información sobre el Grado en Transporte y Logística (ver plan de estudios) de la Universidad Camilo José Cela puedes contactar con Marta Serrano Pérez y Tomás García Martín.