«Descarbonización de la Última Milla». Es un post elaborado por Paola Chenming Pérez Cubillo, alumna del Grado en Transporte y Logística para publicar en el Blog del Grado en Transporte y Logística UCJC.
En una sociedad cada vez más globalizada, el e-commerce se ha multiplicado exponencialmente.
Han crecido repartos y desplazamientos de vehículos en lo que ahora se conoce con el término de Última Milla. Que básicamente, es ese último trayecto que realizan los transportistas con los diferentes envíos desde los distintos centros logísticos, hasta nuestra propia casa.
Tomar conciencia colectiva de estos trayectos. Y, por supuesto analizar esas diferentes posibilidades de transporte, ayudará a disminuir la presión medioambiental que sufren muchas ciudades. Y, además podemos optimizar los repartos que son ahora fundamentales en nuestro nuevo estilo de vida.
El objetivo del transporte de Última Milla es distribuir toda la mercancía a los puntos de venta adecuados. Pero, detrás de este objetivo hay muchos agentes implicados. El e-commerce ha acercado los suministros a las grandes ciudades. Para abastecer a la máxima población posible en el menor tiempo posible. Haciendo que, de esta manera, la economía esté en continuo funcionamiento. Y, es el transporte de Última Milla quien permite que suceda.
Este transporte no es una innovación reciente. De hecho, siempre ha existido. Ahora, es visible. Pues como consecuencia de la pandemia, el e-commerce ha crecido en año y medio lo que teníamos previsto que aumentara en 5 años.
A esto, hay que añadirle los colapsos a la hora de hacer entregas. Debido a que en las grandes ciudades, existen puntos de entregas en los se pueden estar haciendo diferentes pedidos o devoluciones con el mismo proveedor. y esto hace Congestionando el tráfico rodado. Por todo, camiones y furgonetas tienen dificultades para llegar al consumidor final. Ya que el acceso a las grandes ciudades resulta complejo. Además, la inmediatez que requiere hoy el cliente provoca en ocasiones que el vehículo de reparto no lleve completa la carga. Aumentando, por eso, el número de vehículos que circulan.
Por todo esto, la descarbonización del transporte de última milla es un reto.
En mi opinión, debemos pararnos a pensar. En la actualidad, abordamos la problemática desde el punto de vista del transporte. Quizás, deberíamos plantearlo desde la perspectiva de la logística. Es decir, al final, el dilema no sólo es el del gran impacto ambiental que se genera. Hay que añadir, la desorganización y la descoordinación que el aumento de este tipo de tráficos genera en la ciudad. Existen operaciones que carecen de la planificación adecuada. Montones de movimientos que se hacen de manera ineficiente. Vehículos que van prácticamente vacíos. Quizás, habría que trabajar en la concienciación social con respecto al impacto que este tipo de compras genera.
El consumidor final exige inmediatez. Pero, ¿es cierto, que lo necesito ya?
Habría entonces que trabajar en dos líneas. La primera, los diferentes agentes deben aprender a colaborar. Con bases imprescindibles, medios, métodos y estándares. La segunda, la sociedad debe pararse a pensar si lo que quiere, es imprescindible o puede esperar. Pues, o somos sostenibles o no habrá futuro. Y, aquí el papel de la administración es también importante. Pues debe liderar y apoyar el cambio.
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