«¿Hacia dónde vamos con nuestros hábitos de consumo?». Es un post elaborado por Santiago Aguerri, estudiante del Grado en Transporte y Logística UCJC.

A lo largo de este año hemos visto como todos y cada uno de los países del mundo se han visto afectados por una brutal y letal crisis sanitaria.

Incluso, aquellos países denominados “ricos” o “del primer mundo” han sucumbido a los efectos de la misma. Y, no solo sanitaria y socialmente. También, lo que percibíamos más seguro, el aspecto económico. Las grandes potencias, la globalización, las grandes multinacionales vendiendo aquí y allá. Facturando miles de millones de euros y sin un depredador natural que frenase esta escalada económica. Hasta que apareció un terrible virus que nos ha cambiado la vida.

Y, entonces ¿Hacia dónde vamos con nuestros hábitos de consumo?

Por supuesto la logística y el transporte integrados en este gran coloso económico que es la globalización. No iba a ser menos. Se han visto afectados sí. Pero, es curioso la manera en la que este sector se ha adaptado.  Y, ha resultado «esencial». Ha sido pieza clave y fundamental para que el consumo habitual siguiera adelante. Quizás, empleando otros medios alternativos. Como por ejemplo,  permitiéndonos a todos seguir comprando por internet en las grandes plataformas de compra online. Véase Amazon o Ali Baba.

El famoso e-commerce, que nos ha permitido seguir con esa media normalidad que todos deseábamos. Permitiéndonos pensar que a medias tintas todo sigue igual.

Es normal, que habiendo una situación en la que corre peligro la vida de tanta gente. No nos paremos a pensar las consecuencias para el medio ambiente de nuestros cambios en la forma de vivir y de consumir. Pero aquí van unos datos que quizás nos hagan ver la huella que el tremendo aumento de la logística ha producido durante este último año. Por ejemplo, este año más del 60 % de los españoles han comprado por internet. Esto supone que cada uno de esos pedidos han llevado su respectivo embalaje (no
siempre respetuoso con el reciclaje y el medio ambiente).  Y,  por supuesto estos productos se han transportado en barcos, aviones, trenes, camiones, furgonetas, motocicletas y vehículos de reparto. Que, en su gran mayoría funcionan con combustibles
fósiles. Con la tremenda cantidad de toneladas de CO2 extra vertidas a la atmósfera.

Esto se refleja, por ejemplo en la huella de carbono que genera la primera empresa del mundo de distribución e-commerce, Amazon. Su huella de carbono supera a la de 9 de
los 27 países de la UE lo que es una cantidad insostenible. En la que todos deberíamos pensar cuando apretamos al botón de comprar.

Cuando se produce este click se desata todo un mecanismo logístico y de transporte. Y, que hace que una persona en España o en cualquier país del mundo pueda recibir un producto a miles de kilómetros en un tiempo record. Y, encima si este producto no te gusta puedes devolverlo a aquella alejada parte del mundo desde la que se ha enviado,
Conocido como devolución, los que estamos en esto la conocemos como logística inversa. Y es, la que tantos quebraderos de cabeza da a los gestores de las cadenas de suministro. Además, de sumar todavía más repercusión negativa en el medio ambiente duplicando la cantidad de toneladas de CO2.

Pues, lo que ha venido se tiene que volver.  Activándose de nuevo esta cadena logística y  su impacto sobre el medio ambiente. En definitiva, creo que los profesionales de la logística somos los primeros encargados en optimizar y hacer más eficiente la cadena de suministro. Intentando, además reducir al máximo toda la huella que este proceso provoca. Pero esto será imposible sino va de la mano de una educación medio ambiental y una concienciación social en cuanto a nuestros hábitos de consumo se refiere.
¿Conseguiremos este reto?.

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