«La innecesaria huella de carbono de nuestros alimentos». Es un post elaborado por Ángel Ortega, estudiante del Grado en Transporte y Logística UCJC.

En los últimos años y gracias a la globalización, nos estamos convirtiendo en consumidores demasiado cómodos.

Cuando vamos al supermercado, a hacer la compra, no paramos a pensar el origen de las cosas que compramos. Y es que tan solo pensamos que es lo que nos apetece en ese momento y nos lo llevamos.
Todos y cada uno de los alimentos que consumimos, locales o internacionales, tienen una huella de carbono.

Dependiendo del tipo de alimento puede ser mayor o menor. Producir un kg de naranjas puede llegar a generar 0.276 kg de Co2-eqv. Mientras que un kg de kiwis puede suponer 1,28 kg de CO2-eqv. Y, sin embargo a la hora de decidir los consumidores no tienen en cuenta la localización de los productos.

Y es que la globalización nos está alejando de ese pensamiento crítico. De las consecuencias que tiene escoger un producto u otro.

Intento no hablar desde un punto catastrofista, pero lo que si bien es cierto es que no nos paramos a pensar en el camino que ha realizado esa manzana que nos vamos a llevar a casa.

Y es que, en el 2018, España importó 43,35 millones de alimentos, lo que supone un incremento en un 3,49% sobre los datos de 2017.

Pero es que la importación de frutas y verduras creció ese año en un 8%. 3,3, millones de frutas y verduras que para llegar a nuestras neveras recorrieron de media aproximadamente 7.000 km. Y,  generaron por el camino 6.500 millones de toneladas de CO2.

Pero esto no solo sucede en España. En países con condiciones optimas para el cultivo de la mayoría de los alimentos, la demanda de diferentes productos está cambiando. Y, esto está suponiendo un incremento en las importaciones.

Y es que cada vez es más común que los consumidores demanden productos fuera de temporada. Y, esto implica que dichos productos deban de ser importados con el transporte asociado que eso conlleva.

Debemos de empezar a responsabilizarnos de los productos que adquirimos. Y, de que nuestras decisiones tienen consecuencias. Por ello, debemos de ser conscientes de los productos que compramos y de cuando los compramos. Si son de temporada o son importados. Ya que elegir un producto de temporada puede significar ayudar a combatir la huella de carbono del planeta reduciendo los transportes de alimentos innecesarios y hacer de nuestro mundo un lugar más limpio.

Bibliografia

https://es.statista.com/estadisticas/498531/valor-de-las-importaciones-de-fruta-espana/

https://sites.google.com/site/consumoresponsable7/productos-fuera-de-temporada

https://www.sertrans.es/transporte-sostenible/el-transporte-maritimo-contamina-500-veces-mas-que-el-terrestre/

https://planetainteligente.elmundo.es/2019/eco/alimentos-kilometricos-el-largo-e-innecesario-viaje-de-la-manzana.html

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