«COVID-19: UNA NUEVA FORMA DE RECIBIR CLASE». Es un post elaborado por Carlos Carrillo del Olmo estudiante del Grado en Transporte y Logística UCJC.
Si hace tan solo unos meses alguien nos hubiera dicho lo que estábamos a punto de vivir, casi ninguno lo hubiésemos creído. Pero, con la COVID-19: comenzó UNA NUEVA FORMA DE RECIBIR CLASE
Tal vez, y solo tal vez, los guionistas de los Simpsons. Pero, porque son los únicos capaces de crear situaciones para sus personajes tan enrevesadas que si se cumplen se habla de profecía. Pero esto es real. Y llegó rápidamente, y casi sin avisar. Como si de un deporte se tratase. España, por desgracia, encabeza la lista de los países con más infectados del mundo. El panorama parece desolador, pero lo cierto es que se pueden sacar bastantes beneficios -o más bien “males menores”- a esta situación. Y, si no que se lo pregunten al aire de nuestras ciudades.
Tuvimos que salir de nuestros despachos casi con los ordenadores a cuestas, despidiéndonos con un saludo a 1 metro y medio de distancia, y sin formación ninguna para lo que llamaban el “teletrabajo”.
Recuerdo que cuando la Comunidad de Madrid anunció el cierre de todos los niveles educativos, yo me encontraba en la universidad –Camilo José Cela– en la clase de Logística de Aprovisionamiento y Tender con el profesor Rafael Villa. A todos nos pilló por sorpresa. Hablamos durante un rato de lo que acababa de pasar. Y, en ese mismo momento, organizamos la clase a distancia para la próxima semana. No nos dio tiempo casi ni a digerir lo que suponía el anuncio. Somos de una generación que ya tiene interiorizada las tecnologías y esta nueva era digital. A ninguno de nosotros, nos extrañó que la modalidad on-line fuera la opción que nos permitiría acabar el curso.
El coronavirus hizo que de un día para otro cambiemos nuestra mentalidad presencial por el teletrabajo o las clases a distancia. Y, apenas sin inmutarnos.
Hoy como un reloj, a las 19:30, estábamos el 100% de los alumnos conectados a la misma clase. No sabía muy bien qué esperar. Ya que otros cursos online que había hecho al final resultaron tediosos y aburridos. Pero, no lo fue en absoluto. Como si nada estuviera pasando fuera de nuestras casas, nuestro profesor, con la pantalla compartida, nos enseñaba y explicaba lo que era un cuadro de mando integral (CMI). De principio a fin. Desde la perspectiva financiera, hasta la perspectiva del aprendizaje y crecimiento, pasando por la interna y del cliente. Tan solo tuvimos que acceder a través de un enlace que él mismo nos facilitó. Y, ya estábamos todos dentro. Observando un Excel. Que él iba retocando/modificando. Y, nosotros debatiendo lo que hacía y por qué. Podíamos hablar perfectamente. Y, escucharle de forma nítida y sencilla. Incluso, diría que en esta ocasión sentí gran cercanía con mi profesor y compañeros. Cada uno, en nuestra casa, en la misma situación. Ayuda, seguro, que el profesor en cuestión es de los mejores profesores con los que me he encontrado -y han sido muchos-. Sabiéndose adaptar. Dándonos una clase que se notaba que estaba preparada con ganas de enseñar, de compartir. También ayuda, que es el director de logística del Metro de Madrid. Y no todos los días disfrutas de alguien así en el aula. Las herramientas que nos proporciona la universidad facilitan mucho las cosas y hacen que la conexión entre alumnado y profesorado sean fluidas y sencillas.
No le vamos a quitar méritos a la generación que conformamos los alumnos hoy, altamente digitalizados.
Nacemos con un smartphone en la mano. Pero, tampoco vamos a dejar de lado las ganas y el entusiasmo que le ponemos para minimizar, en la medida de nuestras posibilidades la crisis producida por la pandemia. Vivimos en una era digital donde, o evolucionas y te adaptas, o desapareces. Todos, debemos remar en la misma dirección bajo circunstancias insólitas. Y, tanto la Universidad Camilo José Cela como nosotros, sus alumnos, tenemos cogido ya los remos y aventajamos a cualquier pandemia que ose frenarnos.