«Energía sostenible en el transporte público». Es un post elaborado por Carlos Alonso, estudiante del Grado en Transporte y Logística UCJC.
Los avances en el transporte durante los últimos cien años han contribuido al progreso económico de la sociedad.
Pero a medida que más y más de nosotros viajamos más y más, la energía que usamos para hacerlo adquiere una importancia cada vez mayor.
Actualmente, el transporte representa alrededor del 25 por ciento de las necesidades energéticas del mundo y la mayor parte proviene de los automóviles. Las personas, generalmente, viven cada vez más cerca a medida que las ciudades se hacen cada vez más grandes. Una megaciudad es una ciudad que tiene 10 millones de habitantes o más. Por el momento, existen alrededor de 22 megaciudades, pero se cree que para 2050 este número podría estar cerca de 100. Además, las emisiones aumentaron en un 2,5 por ciento anual entre 2010 y 2015. Por otra parte, se estima que el total de viajes mundiales de pasajeros que utilizan el transporte motorizado es de alrededor de 40 billones de kilómetros o alrededor de 6000 kilómetros por persona. Para 2050 se espera que esta cifra alcance los 9000 kilómetros por persona.
Autobuses eléctricos
Los autobuses han sido durante mucho tiempo la columna vertebral del transporte público en todo el mundo, ideal para cortas y medias distancias.
Los autobuses eléctricos han existido desde hace algún tiempo y muchas ciudades todavía tienen tranvías eléctricos, pero las rutas fijas, los rangos cortos y los problemas de carga provocaron que, hasta hace poco tiempo, resultaba difícil competir con la confianza y flexibilidad de los autobuses diésel. Un ejemplo de ello lo encontramos en Estados Unidos, la empresa Proterra ha logrado crear un autobús eléctrico capaz de recorrer 1.101,2 millas (1.772 kilómetros) con una única carga de batería.
Algunas características técnicas
En un autobús diésel corriente se encuentran motores diésel con doscientos o trescientos caballos de fuerza. Desde la fábrica norteamericana, están a punto de duplicar esa cantidad de potencia disponible con una línea de transmisión eléctrica que es significativamente más pequeña y ligera, y es más fácil de mantener que un motor de combustión interna. El motor no solo es más ligero, sino que todo el autobús está construido con materiales muy ligeros, como compuestos de carbono. Los autobuses se pueden cargar en una parada de autobús o en un aparcamiento para autobuses. El brazo de carga se engancha automáticamente a la parte superior del vehículo y, en muchos casos, se puede completar un ciclo de carga en diez minutos o menos. Con pocas partes móviles y cargándose durante el descanso de los conductores, el autobús puede operar las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Balance hasta el momento
A pesar de todos los desafíos, se están produciendo muchos cambios tecnológicos que podrían traer algunas soluciones reales al transporte colectivo. De hecho, muchos lo llaman la cuarta Revolución Industrial, ya que los límites entre los ámbitos de la física y lo digital se están empezando a fusionar.