Patinetes Eléctricos en Madrid. Es un post elaborado por Ana Alonso, estudiante del Grado en Transporte y Logística UCJC. La sostenibilidad también es clave para la cadena de suministro.
La llegada a la capital madrileña de los patinetes eléctricos ha recibido una acogida un tanto amarga. Para unos, una oportunidad de negocio. Para otros, un peligro.
Se ofrecen como un modo de transporte alternativo a las bicicletas del Ayuntamiento de Madrid o a los coches ecológicos del alquiler por tiempo de uso. Según el Anexo I de la Instrucción 16/V-124 de noviembre de 2016 este tipo de vehículos son clasificados como tipo A: plataformas de una o dos ruedas y patinetes con motor.
Estos vehículos pueden circular por ciclocalles, carriles bici, pistas bici, por la calzada de calles integradas dentro de zonas 30 y por las calles en las que en todos sus carriles la velocidad máxima de circulación sea igual o inferior a 30 km/h siempre que la anchura del vehículo lo permita en condiciones de seguridad. Por ello, deben controlarse las autorizaciones emitidas a las empresas que ofrecen este servicio ya que se tiene que tener en cuenta que estén ordenadamente repartidos para asegurar la convivencia y la prioridad del peatón.
En un primer momento, fueron 25 las empresas que lanzaron sus patinetes eléctricos a la calle pero no todas estaban autorizados.
Es por ello que finalmente, solo 18 de ellas podrán operar. Ellas son: Acciona, Eskay, Voi, Taxify, Scoot, Koko, Ufo, Rideconga, Flash, Mobike, Ari, Tier, Alma, Lime, Motit4u, Wind, Jump Uber, SJV Consulting. Sin embargo, se les ha denegado el permiso por no cumplir los requisitos a Bird, Donkey, Movo, Cabcar, Cabify, Taxir y Mygo.
Las ventajas de estos nuevos vehículos son bastantes, como por ejemplo, permite desplazarse dentro de la ciudad evitando el tráfico y la congestión, son ligeros y fáciles de transportar, puedes realizar desplazamientos tanto cortos como largos, son ágiles y evitas los tiempos de espera que conlleva hacer tiempo hasta que llega un autobús, un taxi o el metro y muy importante, no contaminan al no emitir ni humo ni ruido.
Sin embargo, los detractores opinan que estos vehículos alcanzan una velocidad que supera los 30 km/h y que son peligrosos para los transeúntes ya que circulan por las aceras.
Esto surge a raíz de que la conexión por carriles bici en Madrid es muy limitada y no está conectada. Aunque ciudades como Barcelona sí que tienen una red de unos 200km de carril bici por lo que es más fácil cumplir esta obligación de la normativa.
Parte del origen de toda esta controversia ha sido la última normativa medioambiental que ha provocado restricciones de acceso a los núcleos urbanos a cierta clase de vehículos y ello ha conllevado a buscar nuevas alternativas, y como siempre, para seguir facilitándonos la vida. Y esta es una de ellas.
Este post ha sido generado en el ámbito de la materia de Gestión Ambiental del Transporte. Grado en Transporte y Logística (ver plan de estudios) de la Universidad Camilo José Cela. Para más información puedes contactar con Marta Serrano Pérez y Tomás García Martín.