El coche eléctrico: ventajas e incovenientes, un post elaborado por Luis Cabello Escalona, estudiante del Grado en Transporte y Logística UCJC. La sostenibilidad también es clave para la cadena de suministro.
¿Qué es un coche eléctrico?
Un coche eléctrico es un vehículo impulsado por uno o más motores eléctricos. Emplea la energía eléctrica almacenada en baterías recargables y la transforma en cinética. A diferencia de los vehículos de combustión interna, que funcionan quemando combustible, obtiene la tracción de estos motores eléctricos. Esta energía se almacena en sistemas recargables, baterías. Que luego consumen la energía almacenada durante su desplazamiento. El motor de un coche eléctrico puede ser de corriente alterna o de corriente continua.
La tecnología más avanzada hoy en día en vehículos eléctricos es la de baterías de iones de litio.
También son automóviles eléctricos los híbridos enchufables. Éstos, combinan un motor eléctrico con otro de combustión.
Ventajas de los coches eléctricos:
- Son más silenciosos.
- Son menos contaminantes.
- Se recargan cuando están parados. También se recargan durante el desplazamiento del vehículo (frenado).
- Se alimentan de una fuente de energía renovable y sostenible.
- Los motores eléctricos son más compactos, ligeros y simples que los motores de combustión interna. Al no quemar combustible, no precisan de un circuito de refrigeración ni de aceite. Además, son más eficientes que un motor térmico.
- Empujan desde 0 RPM entregando el par motor al instante.
- No necesitan cambio de marchas ni embrague. Por eso su conducción es muy cómoda, más incluso que en un coche térmico de cambio automático. Apenas generan vibraciones.
- Recuperan energía de las frenadas para recargar las baterías (en estos casos el motor eléctrico funciona como un generador eléctrico, recuperando parte de la energía cinética).
- Los motores eléctricos tienen mantenimiento muy reducido por su simplicidad mecánica.
- El coste energético por kilómetro de la carga eléctrica es muy inferior al del combustible para un vehículo térmico.
- Independencia con respecto al petróleo, un recurso limitado y sujeto a las fluctuaciones del mercado que además aumenta la polución y daña la atmósfera.
- Accesibilidad gratis en grandes ciudades.
Los vehículos eléctricos también tienen algunos inconvenientes que habría que matizar:
- Los coches eléctricos gozan de menos autonomía que los coches convencionales, aunque son ideales para moverse por la ciudad. Como coche urbano son perfectos. En un futuro, según avance la tecnología de las baterías, mejorará la autonomía.
- La inversión inicial suele ser mayor que al comprar un vehículo térmico, pero a la larga lo amortizas, ya que ahorras en combustible, en impuestos (hasta un 75% en impuesto de circulación) y en mantenimiento, y en según qué ciudades, el parking y el peaje te pueden salir gratis. Eso los hace rentables con vistas al futuro (lo que se conoce como TCO, o Coste Total de Propiedad).
- La energía de las baterías sólo puede provenir de enchufes de la red eléctrica, y es conveniente disponer de un punto de recarga vinculado; esto es, en el que el vehículo se carga habitualmente; por ejemplo, en el garaje o en el trabajo, pues las infraestructuras públicas de recarga (puntos de carga de oportunidad) aún no están tan extendidas (aunque sin duda iremos viendo cada vez más).
- Los tiempos de repostaje o carga pueden oscilar entre 30 minutos y 8 horas para una carga completa en un punto de carga vinculado específico para vehículo eléctrico. De hecho, las baterías no exigen cargarse al 100%, ni la descarga completa al no sufrir «efecto memoria». Por lo tanto, con una carga vinculada o de oportunidad puedes obtener una energía suficiente para tus necesidades.
- Las baterías se desgastan mínimamente con su uso y tienen una vida larga. De hecho, la vida útil de la batería siempre es mayor que la del vehículo. Además, la gestión electrónica que se hace de la batería evita el “efecto memoria” de otros dispositivos como los teléfonos móviles, evitando su desgaste.
¿Qué opinan los consumidores?
El 40% de los consumidores no se plantean comprarse un coche eléctrico. Viendo cómo las restricciones que se están aplicando en las ciudades, con los nuevos protocolos de contaminación para mejorar la calidad del aire en las ciudades y que solo aquellos vehículos que contaminen menos, podrán circulas en las ciudades, ¿cómo puede ser que solo un 60% de la población se plante comprar un coche eléctrico?
Factores como el precio y las posibles ayudas del Estado son las causas principales de esos porcentajes. La gente no está dispuesta a pagar más por un coche que sea responsable con el medio ambiente, si no que estas medidas restrictivas, son la causa de que la población vaya pasando a coches menos contaminantes como el coche eléctrico o el híbrido.
Solamente, el 21% de población tienen en cuenta la sostenibilidad y el compromiso medio ambiental. Si el Estado aumentara las ayudas hacia una forma de movilidad más sostenible, los consumidores verían más fácil la inversión que supone este tipo de vehículos, ya que hacen falta recorrer 222.000 km durante once años para recuperar el precio de compra.
Oros problemas con los que se encuentran los consumidores, son el tema de los seguros, que tienen que cubrir otros aspectos que no cubren los coches convencionales, como las reparaciones del sistema eléctrico, roo de los cables de carga, sustitución de baterías y la asistencia en carretera por culpa de la autonomía del vehículo.
¿Y las administraciones?
Barcelona es el ayuntamiento que supera al resto. Una de las medidas que tomaron, cómo el ayuntamiento de Madrid, fue realizar contratos de renting de estos vehículos. Debido a que tecnología e innovación entorno a los vehículos eléctricos avanzan a pasos agigantados,con un promedio de 450 euros al mes, puedes disponer de un vehículo eléctrico de última generación.
Uno de los problemas principales que tienen las administraciones, es el desconocimiento y la falta de estrategias para la sustitución de las flotas. ya que las inversiones y las políticas deberían ser a largo plazo para poder cumplir con las normativas de CO2 impuestas por Bruselas para 2030.