Transporte por carretera y escasez de conductores profesionales. Un post elaborado por Álvaro Pintado Ruiz, estudiante de último curso del Grado en Transporte y Logística UCJC
Durante los últimos años, no paramos de escuchar comentarios del tipo “no hay conductores en este país”. En cualquier tertulia sectorial, el tema es recurrente: “ya no quedan conductores de calidad”. “Los conductores de ahora ya no son como los de antes”. Ciertamente, el problema es realmente serio. Comienza a producirse una necesidad considerable de conductores por parte de las empresas. Dicho esto, ¿de quién es el problema?
El problema de la escasez en la categoría profesional de los conductores, no es de los profesionales. El problema es nuestro, de los transportistas. En la mayoría de los foros, se diserta acerca de la indiscutible importancia del sector en la economía española. Acto seguido, se enumeran los graves problemas del transporte de mercancías por carretera. Los precios ajustados de los servicios, competencia desleal, escalada de costes destacando el combustible, altos niveles impositivos destacando los peajes impuestos de manera unilateral, inmigración clandestina,…)
Todo esto es una realidad. Incluso, se habla de la “falta de glamour”, de la necesidad de políticas de “responsabilidad social corporativa” y hasta de programas de “atracción del talento”. Sin embargo, en escasas ocasiones se realiza un análisis serio desde el punto de vista de los chóferes profesionales. En otras palabras, bastaría un simple análisis de la evolución salarial durante los últimos quince años. Sin duda, la ocupación de conductor de largo recorrido ha dejado de ser atractiva, al menos para los españoles.
Cuando el salario de un chófer profesional ascendía hasta los cuatro mil euros mensuales, entonces sí merecía la pena. Esto compensaba estar dos o más semanas fuera de casa sin ver a la familia. En la actualidad, la “democratización salarial” ha dado lugar a la indiferencia de los profesionales. La notable la diferencia entre una ocupación que te permita compaginar tu entorno social, cultural y familiar, e incluso dormir en casa, con respecto a la de un conductor de larga distancia, se ha visto drásticamente penalizada en términos salariales. Cada uno, puede obtener sus propias conclusiones…
Por otra parte, el análisis para las empresas de transporte por carretera debería tener en cuenta esta cuestión. ¿Realmente supondría un elevado sobrecoste en la cuenta de explotación, el aumento de salario de los conductores?
La primera respuesta que nos viene a la cabeza es que sí. No cabe duda de que la partida salarial de los conductores supone un elevado porcentaje en los gastos de la empresa de transporte. Algunas empresas, piensan que la mejor manera de atajar el problema es buscar una solución por tramos. Es decir, ofrecer aumentos salariales paulatinos. Por ejemplo, premiando a los mejores conductores cuando superen ciertos indicadores previamente previstos. Una fórmula de salario por objetivos que no siempre está desarrollada.
En primera instancia, esta solución de aumento salarial paulatino, no deja de ser antieconómica para la empresa. Hay que recordar que el sector se mueve en el entorno de una feroz competencia. Los márgenes de beneficio son exageradamente ajustados.
El enfoque de la escasez de conductores
Sin embargo, a nuestro modo de entender el problema, la diferencia viene marcada por el compromiso de la propia empresa. Es cierto que la “cultura cortoplacista” de obtener grandes beneficios empresariales rápidamente (dos o tres años), desaconseja estas prácticas. Por otra parte, una planificación a largo plazo permitiría reducir los costes indirectos. Quizás fuese bueno pensar en la fidelización de profesionales y en la reducción de su ratio de rotación. Entonces, es muy posible que las empresas resuelvan el actual problema de tener que hacer frente a cada vez más conductores inexperimentados.
Algunas empresas siguen sin analizar seriamente algunos de los costes que provocan la actual situación. El nivel de gasto en costes de formación de nuevos conductores ha crecido exponencialmente, pero no es el único imputable. También se producen costes por daños en la carga por operaciones deficientes de estiba, o costes por la inexperiencia de los conductores que se traducen en ineficiencias. El modo de conducir influye sobre el consumo de combustible, la necesidad de mantenimiento, el número de paradas, los tiempos de operación o la elección de la ruta más óptima (entre otros). En definitiva, no estamos considerando los costes de inexperiencia. Quizás fuese bueno cuantificar estos costes de inexperiencia y reducirlos en gran medida.
El futuro del transporte por carretera
Efectivamente, este ahorro no se va a ver compensado a corto plazo con el aumento salarial de los conductores. Se trataría de una solución lenta, con una planificación empresarial a varios años vista. No obstante, podría conseguir despertar de nuevo el interés por esta profesión. No por su “glamour” sino por su “experiencia vital” y por su modo de “ganarse la vida” y su reconocimiento profesional.
Es posible que haya llegado el momento de que las empresas de transporte de larga distancia dejen de plantearse como un mero negocio temporal. Quizás sea bueno ir pensando en la realidad y aceptar que estamos ante un sector estratégico. Las empresas de transporte por carretera deben buscar una estabilidad en las plantillas de sus flotas. La descapitalización de profesionales no suele traer buenas consecuencias para las empresas.
Alguien debería pensar que resulta contradictorio hablar de conciliación laboral, eficiencia, retención de talento, entornos laborales amistosos, tecnología y automatización, dejando a un lado el reconocimiento de los profesionales de un sector estratégico como es el transporte por carretera de larga distancia.
Los más osados piensan que, en un futuro inmediato, este problema desaparecerá gracias a los vehículos autónomos sin conductor, las carreteras inteligentes, y las soluciones cercanas al “teletransporte”. Quizás sea así. Entre tanto, deberemos trabajar en soluciones más eficientes que consigan un transporte por carretera de mayor calidad y en empresas más sostenibles que permitan operar con una mayor rentabilidad.
Este post se ha generado en el ámbito de la materia de impacto ambiental del transporte en el Grado en Transporte y Logística. Ver plan de estudios en la Universidad Camilo José Cela (Marta Serrano Pérez y Tomás García Martín).
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