La movilidad inteligente supone un transporte multimodal centrado en el viajero, sólido y conectado. La tecnología para conseguirlo existe, pero la realidad es que la mayor parte de servicios llegan al cliente final de manera desconectada y poco sistemática.
Resulta frecuente que un usuario de transporte tenga que utilizar dos o más modos para cubrir un trayecto. Sin embargo, con la excepción de algunos consorcios locales, cada modo requiere la adquisición de uno o varios billetes. Teniendo en cuenta el número de personas que viajan por el mundo, resulta necesario racionalizar el servicio que prestan los operadores y simplificar las operaciones del cliente final.
La movilidad inteligente requiere la aplicación continua de la tecnología en todas las operaciones. El futuro apunta hacia un uso transporte multimodal en el que el pasajero sólo tenga que realizar una única interacción para organizar un trayecto de puerta a puerta. Para visualizar una movilidad inteligente debemos pensar en la experiencia del pasajero. Imaginemos una persona que viaja desde Madrid a Manhattan y que sólo tiene que realizar una única compra de billete. Es decir, el pasajero entrega el equipaje en casa, toma el metro al aeropuerto de Madrid, vuela a Nueva York y alguien le traslada a su hotel en Manhattan, donde le estará esperando su equipaje.
El objetivo es conseguir minimizar las molestias y las esperas. Además el viaje es personalizado, seguro, eficiente y ecológico en la medida de lo posible. Todo ello pensando en que ha de realizarse de la manera más rápida, cómoda y económica posible. Sin duda, una visión de futuro debe tener en cuenta el potencial de transformación de estas experiencias.
Billetes para la movilidad inteligente
En la actualidad, ya contamos con aplicaciones de smartphone que permiten la planificación del viaje. Las aplicaciones inteligentes nos muestran trayectos, diferentes modos, tiempos y precios. Sin embargo, las operaciones se realizan mediante proveedores independientes y sistemas intermodales. Una buena experiencia para el cliente debe ser conectada, que permita conseguir el itinerario completo mediante una única aplicación y con una sola búsqueda y pago.
Hasta ahora, hemos conseguido en muchos casos los billetes inteligentes y electrónicos. Desde tarjetas de embarque en trenes y aeropuertos mediante smartphone, hasta lectores de contacto de tarjetas en metros y autobuses. También se han desarrollado sistemas de reserva, uso y pago de vehículos eléctricos en grandes ciudades, o servicios de transporte personalizados. El siguiente reto pasa por ofrecer un billete único para todos los modos de transporte. Este sistema no sólo simplificará las operaciones del usuario ofreciéndole una experiencia más gratificante. También debe tenerse en cuenta la oportunidad que representa para los operadores de transporte. La información adquirida por sistemas inteligentes también puede ser analizada para ofrecer mejores servicios.
Para conseguir desarrollar el billete único multimodal, es necesaria una conexión física e inteligente de todos los operadores implicados. Sin duda, es preciso desarrollar infraestructuras adecuadas unidas a sistemas inteligentes de información en tiempo real. Esto permitirá obtener una alta calidad para la conexión de rutas, horarios y tarifas, con las consiguientes ventajas para el usuario final.
Experiencias conectadas
Por supuesto, debemos avanzar hacia el billete único proporcionando elementos inteligentes y la biometría. Los datos del itinerario y los del pasajero estarían integrados en un registro digital que permita una autenticación segura. El actual potencial de la tecnología favorece la generación de itinerarios sólidos, reduciendo los tiempos de controles de seguridad, facturación y embarque en las estaciones.
La conexión en tiempo real es un factor determinante. Mantener a los viajeros conectados e informados mejora su experiencia. No estamos tan lejos, los dispositivos móviles están omnipresentes en los viajes. La comunicación con datos móviles es primordial tanto para los viajeros como para los operadores. Además, existen aplicaciones de geolocalización que proporcionan ayuda en tiempo real. Sin embargo, el verdadero valor añadido viene dado por la capacidad constante de la red de conexión. Los fallos de conexión siguen siendo un reto sin resolver.
Una posible solución es aprovechar el desarrollo del IoT. Dentro de un entorno virtual generado por los operadores de transporte, resulta posible mantener un alcance limitado sin extenderse a operaciones comerciales más amplias. Es decir, si durante el tiempo de uso de un transporte concreto se segmenta el uso de dispositivos IoT, la capacidad de la red aumenta. Para ello, deben tenerse en cuenta los elementos críticos de seguridad. La clave está en mantener a salvo la plataforma de comunicación de ciberataques que pongan en peligro la continuidad del servicio.
Por tanto, la tecnología está madura para resolver el reto de una red segura y fiable. Si conseguimos que tanto viajeros como operadores de transporte puedan permanecer conectados de forma segura habremos resuelto buena parte de la ecuación de la movilidad inteligente.
Este post ha sido generado desde el Grado en Transporte y Logística UCJC. Descubre nuestro plan de estudios y las posibilidades de futuro que te brinda.
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