Movilidad urbana y futuro, un post escrito por Juan Carlos RicaldesTejada (alumno del Grado en Transporte y Logística UCJC)
Parece seguro que el núcleo de la movilidad del futuro será urbano. En 2010, la población mundial era de 5.800 millones de personas, y el 51% vivía en zonas urbanas. Las previsiones para 2030 indican que será el 61% de 8.200 millones y, en 2050, el 70% de 9.200 millones de personas vivirán en la ciudad.
Del mismo modo, las previsiones apuntan hacia zonas urbanas que generarán el 86% del PIB en 2025. Por el contrario, en 2007 esta cifra no superaba el 80%, lo que representa un potencial económico enorme. Por tanto, no sorprende que las previsiones para la movilidad urbana (entendida como km por persona y año) vayan a multiplicarse casi por 3 entre 2020 y 2050. Este crecimiento representará el 64% de la movilidad total.
Sin embargo, si la tendencia actual continúa, los sistemas de movilidad urbana colapsarán de forma estrepitosa, provocando graves daños a nivel global. Actualmente, existe una clara correlación entre el uso de conceptos innovadores de movilidad y su eficacia unida a los niveles de eficiencia en términos de movilidad.
Las ciudades que fomentan los desplazamientos a pie y en bicicleta, el carsharing y las tarjetas inteligentes de movilidad, como parte de una visión y estrategia de movilidad integrada, reducen la duración de los desplazamientos, los accidentes mortales y las emisiones de carbono.
Por el contrario, una movilidad urbana deficiente es una fuente de frustración diaria para los ciudadanos, las empresas y los gobiernos. Muchos actores no lo ven así, se inclinan por pensar que se trata de una consecuencia inevitable del desarrollo económico y la creación de riqueza. Sin embargo, aparentemente, las necesidades de movilidad urbana no son un problema que no pueda gestionarse. Existen soluciones para abordar los retos apremiantes de la movilidad.
La mejora de la movilidad urbana es un reto de proporciones épicas. A medida que la población urbana crece y la prosperidad económica aumenta, las ciudades cada vez tienen más dificultades para ofrecer a los ciudadanos y las empresas un transporte rápido, seguro y respetuoso con el medio ambiente. Por suerte, hay muchos ejemplos de buenas prácticas. También existen tecnologías y aplicaciones que los diferentes agentes implicados pueden aprovechar para concebir soluciones de movilidad sostenibles y eficaces. Quizás, parte de la complejidad venga dada por la necesidad de dar soporte a numerosos grupos de interés. Estos son usuarios, gobierno municipal, proveedores de servicios e infraestructura, proveedores de tecnología, entidades financieras, organismos reguladores, etc.
Nuevos modelos de conducta
Actualmente, con la llegada de empresas Uber, EasyTaxi, Cabify, BlaBlaCar, Waze, y otras, podemos hacernos una idea de lo que está por venir. Aunque parcialmente al principio, asistiremos a cambios en los hábitos en el uso de vehículos. El concepto de propietario de un vehículo cambiará al de derecho de uso de un servicio de transporte. Se trata de pagar por el tiempo real de utilización del transporte. Este cambio de hábitos se alimenta de los cambios sociales que se están surgiendo en las ciudades.
Gracias al cambio cultural de las nuevas generaciones, aparecen nuevas cuestiones de comportamiento. ¿Por qué comprar un vehículo propio que realmente utilizamos entre 1-2 horas al día? ¿Por qué pagar cuotas de seguro por periodos anuales completos, si sólo uso el vehículo unas pocas horas?
En realidad, se ha demostrado que el 90% del tiempo de vida útil de un vehículo privado se encuentra parado. Por otra parte, existen otros factores de sensibilización como la contaminación al medio ambiente. Todo esto refuerza la idea de cambio de “propiedad” a “disfrute” de un servicio seguro, asequible, accesible y puntual. Además, el servicio no requiere mucha planificación previa para coordinar el cambio de modo de transporte. Basta con disponer de un dispositivo Smartphone.
Las grandes empresas tecnológicas y las de la industria automotriz están realizando colaboraciones en investigación con fuertes inversiones. El sector del transporte a nivel global, se está convirtiendo en algo estratégico para el futuro de las ciudades. Las nuevas tendencias apuntan a la generalización del uso de vehículos compartidos. Esto pasa por el uso de flotas de vehículos autónomos y eléctricos que sirvan a todos los ciudadanos.
Nuevos modelos de negocio
A su vez, estos nuevos modelos de negocio se apoyarán en el uso de la tecnología blockchain. Un medio seguro para flujos de información y datos en inteligencia artificial necesarios para la gestión logística de las flotas. Durante la próxima década, está prevista la adopción masiva de hábitos de pago por uso de la movilidad. Los coches eléctricos pueden suponer un cambio de conducta social. Sólo es necesario que se produzca una mejora considerable de costes y un aumento de la autonomía de las baterías. Evidentemente, este cambio de modelo sería positivo para conseguir una reducción en las emisiones de gases efecto invernadero. El futuro plantea la reducción paulatina de motores diésel y la mejora de la calidad de vida en el planeta.
Nota: este post se ha generado en el ámbito de la materia de Gestión Ambiental del Grado en Transporte y Logística (Ver plan de estudios) de la Universidad Camilo José Cela (Marta Serrano Pérez y Tomás García Martín).
Deja un comentario