Son muchos los factores que influyen en la gestión de la movilidad urbana. Entre ellos habitualmente nos centramos en los problemas de congestión del tráfico y los aspectos derivados del mismo como el consumo de energía, la contaminación, la siniestralidad, el consumo del espacio público, el ruido. También nos alarman otras situaciones que afectan a la degradación de zonas urbanas, a la salud y calidad de vida, o al consumo de espacio y el crecimiento de las actividades productivas. En este entorno, la gestión de la movilidad en las megaciudades debe tener en cuenta además otros aspectos que están siendo motores de cambio en nuestras grandes ciudades.
Tendencias como la sobrepoblación prevista para 2050, según Naciones Unidas, en las grandes ciudades indican que casi el 70% de la población se concentrará en megaciudades. Evidentemente, esto generará un aumento de la demanda de la movilidad urbana tanto en la propia ciudad como en las zonas interurbanas en las que acabarán situándose un mayor número de polígonos industriales, ciudades de negocios o zonas residenciales dormitorio. En este sentido, el problema no sólo consiste en gestionar el espacio, el tráfico o el transporte público; si no que resulta fundamental atacar el problema socioeconómico derivado del envejecimiento de la población, la movilidad diaria o las necesidades de los diferentes servicios. El concepto de ciudad inteligente puede ser la piedra angular para mejorar las comunicaciones y las infraestructuras, basándose en redes tecnológicas ligadas al suministro de servicios digitales para los ciudadanos, permitiendo así la evolución hacia el concepto de movilidad inteligente.
La evolución de las pautas de consumo es otro de los factores a considerar en los nuevos modelos de gestión urbana. El sector de la logística debe estar a la vanguardia de las tendencias innovadoras de sus clientes, los cuales actúan con una nueva perspectiva sobre valores, prioridades o modelos de consumo basados en nuevos hábitos. En este sentido, es preciso pensar en nuevos modelos de gestión de una movilidad limitada para el transporte privado y cuyos niveles de calidad son cada vez más elevados. El coste del transporte representa del orden del 12% en la economía de los ciudadanos y esto requiere nuevas ideas para la movilidad (vehículos compartidos, logística colaborativa, transporte público, alquiler, etc). Este factor será determinante para adaptarnos al nuevo modelo social de las megaciudades, de lo contrario estaremos asumiendo un riesgo de colapso de las economías.
Finalmente, el tercer aspecto fundamental para afrontar la movilidad urbana en las megaciudades será la aplicación de medidas innovadoras vinculadas a la sostenibilidad y el medio ambiente. Según la Comisión Europea, existen estudios que pronostican aumentos en la demanda del transporte del orden del 50% para el caso de viajeros y de más del 75% para el transporte de mercancías. Evidentemente, esto influirá decisivamente en los nuevos modelos de gestión de la movilidad en las ciudades. Algunas ciudades europeas ya han sido sancionadas por los actuales niveles de contaminación y ruido. La reacción no se ha dejado esperar. De hecho, se han empezado a implementar nuevas tasas en función de las características de los vehículos, peajes, parquímetros o sistemas de seguimiento inteligente mediante tecnologías de adquisición de datos. La sostenibilidad basada en la reducción de elementos contaminantes será otro de los motores del nuevo modelo de gestión de la movilidad.
La solución resulta compleja, pero no puede dejar de considerar los tres factores aquí mencionados. Sin duda, en los próximos años asistiremos a nuevos modelos de movilidad urbana, basados en el tráfico de datos en tiempo real que permitan equilibrar el crecimiento de las megaciudades con la sostenibilidad de los hábitos de vida de los ciudadanos.
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