Según los informes desarrollados en los dos últimos años, se espera que para 2050, alrededor del 70% de la población mundial viva y trabaje en grandes áreas urbanas. Teniendo en cuenta esta elevada tasa de urbanización, las ciudades de todo el mundo se enfrentan a una serie de problemas crecientes en relación con el diseño y la capacidad de utilización de las diferentes infraestructuras de servicios urbanos como son los casos del transporte, la logística, la distribución agua y su saneamiento, la distribución y consumo de energía, o los edificios de viviendas, centros hospitalarios y otras zonas de uso dotacional. El reflejo de esta demanda creciente, así como de las demandas futuras con respecto a los recursos existentes, puede observarse en poblaciones como Tokio (38 millones de personas), Shangai (31 millones), Yakarta (30.5 millones) o Delhi (26 millones).
El sector de la logística proporciona una función esencial que permite la entrega y distribución de bienes y servicios a la población, generando oportunidades para que el comercio prospere. Los planes de desarrollo de las diferentes ciudades afectadas ya se encuentran adaptando sus edificios e infraestructuras para permitir el fortalecimiento logístico, así como el impulso de nuevas capacidades tecnológicas para adecuarse al crecimiento de la demanda de recursos. El esfuerzo realizado está empezando a transformar la logística de última milla, potenciando plataformas urbanas de distribución que permiten a las empresas locales llevar a cabo servicios más eficaces y una mejor estrategia para entregar y recibir mercancías tanto en el interior de la propia ciudad como a otros puntos situados fuera de su perímetro de acción e incluso en el extranjero.
Los gobiernos tienden a considerar los sectores del transporte y la logística como sectores estratégicos para su desarrollo actual y futuro, invirtiendo varios millones de euros para actualizar e implementar soluciones tecnológicas que mejoren logística urbana y la distribución del sector del retail. Con ello se espera reducir el número de vehículos del orden del 25% y reducir los tiempos de entrega en casi un 40%, consiguiendo una actividad más sostenible a la vez que más eficaz.
Desde el punto de vista operativo, las actuales redes e infraestructuras de distribución pueden optimizarse de una manera más adecuada si se potencian los proveedores de servicios logísticos colaborativos. Este es uno de los desafíos más importantes para conseguir potenciar situaciones en las que los operadores logísticos realicen un transporte colaborativo, evitar los que vehículos sean infrautilizados en los envíos, o conseguir que los volúmenes de entrega aprovechen sistemas de embalaje optimizados. Simultáneamente, la industria logística tiene que hacer frente al aumento de gastos generales, la escasez de operadores y la necesidad de entregas puntuales cada vez más rápidas y con unos costes que comienzan a no ser competitivos. En este sentido, conviene trabajar en la optimización de las infraestructuras y en la logística colaborativa.