BUQUES CARGUEROS AUTONOMOS

Tras la expectación producida por el desarrollo de vehículos autónomos eléctricos no tripulados, hemos asistido a numerosas demostraciones de prototipos para sistemas terrestres (AGVs – Trucks – etc) o aéreos (UAVs – Drones). Recientemente, en Noruega se ha puesto en marcha un nuevo proyecto cuyo objetivo es el de lanzar el primer prototipo de buque carguero no tripulado. El desarrollo está liderado por dos compañías con base en Noruega, la naviera Kongsberg y la química Yara. Ambas empresas están implicadas en grandes operaciones de distribución vinculadas al desarrollo de las cadenas de suministro y se distinguen por haber puesto en marcha diferentes estudios alineados con su política de bajas emisiones medio ambientales.

El prototipo, popularmente conocido como el “Tesla de los mares”, ha sido bautizado con el nombre de “Yara Birkeland” y estará operativo a partir de 2018 para cubrir trayectos de tan solo unas 16 millas náuticas entre los diferentes puertos de las aguas de Trondheim, que es la zona designada por las autoridades noruegas para realizar los ensayos para cargueros y remolcadores autónomos. El Yara Birkeland es un modesto buque portacontenedores que puede operar de manera remota, mediante una serie de dispositivos sensores, cámaras y herramientas de navegación guiadas por sofisticados algoritmos. Inicialmente se ha pensado en una capacidad de carga equivalente a entre 100 y 150 contenedores, distribuidos en una superficie de 70 metros de eslora, 15 de manga y 12 de calado, siendo la propulsión totalmente eléctrica con una velocidad de avance de entre 6 y 10 nudos por hora.

Durante los dos próximos años se ha previsto que el prototipo opere bajo la supervisión de la tripulación entre los puertos de Porsgrunn, Brevik y Larvik, reemplazando del orden de unos 100 camiones diariamente. Los puertos involucrados estarán equipados con sistemas de monitorización y seguimiento del buque, e incluso provistos de grúas eléctricas para las operaciones de estiba.

Según los desarrolladores del proyecto, la inversión para la construcción del prototipo supone el desembolso de unos 25 millones de dólares americanos, debido a la necesidad de equipamiento con software, sensores de proximidad, elementos de maniobra automáticos, cámaras, radares y sistemas de posicionamiento. Esta inversión viene a ser el triple de la de un sistema equivalente convencional, aunque se prevé que los costes de operación se reduzcan en un 90%, lo que supone un periodo de retorno más que razonable.

El buque está diseñado inicialmente para realizar operaciones de cabotaje y su escalado es todavía una incógnita que podrá despejarse cuando se realice el acopio de los datos derivados de las pruebas previstas. La Organización Marítima Internacional tiene previsto desarrollar la legislación pertinente para buques autónomos a lo largo de los próximos años, aunque no está previsto alcanzar un borrador antes de 2020. Aunque el transporte de corta distancia podría consolidarse con este tipo de buques, los expertos aseguran que no es probable que puedan llegar a reemplazarse los grandes cargueros con capacidad para el transporte de larga distancia de miles de contenedores y cuya tripulación está optimizada en torno a unas 25 personas.