La última milla sigue siendo uno de los principales enfoques del sector logístico para conseguir una mejor optimización de la cadena de suministro. Los grandes fenómenos de compra (navidades, rebajas, black friday, y otros) siguen poniendo a prueba el sector de la logística, principalmente las entregas debidas al e-commerce y a las empresas de distribución. Los últimos estudios señalan que cabe un área de mejora si se aplican sistemas de logística de proximidad, algoritmos para el análisis de datos que anticipen la solicitud de pedidos, vehículos autónomos guiados (AGVs urbanos).
Los problemas a los que hacer frente son los clásicos de la logística urbana: el aumento de los costes de circulación, la regulación de la tecnología drive line, el tráfico denso cada vez más restringido, o las restricciones de acceso con tasas a ciertas zonas del centro de las ciudades.
La logística de proximidad exige una organización descentralizada de las plataformas de distribución para conseguir la entrega rápida (en el mismo día o en una hora). En este sentido, la solución pasa por la creación de plataformas locales con una distribución radial. Esta solución, no parece viable en el caso de zonas de baja población o, al menos con la tecnología actual.
En relación con los algoritmos inteligentes capaces de anticipar los pedidos y las necesidades de transporte para su distribución, actualmente ya existen procedimientos y software para el análisis de datos históricos y en tiempo real. Quizás, quede por mejorar el acceso a esos datos y la discriminación adecuada de los mismos. Un análisis efectivo de los datos puede mejorar enormemente la velocidad de respuesta, sobre todo en aquellos casos en los que sea aplicable la impresión 3D, aunque esta tecnología todavía no está disponible para la mayoría de bienes de consumo más demandados (textil, alimentación, electrónica y otros).
Por su parte, la conducción autónoma de vehículos (AGV) supone una solución viable y relativamente económica en zonas de alta densidad de población. El empleo de robots para e-mobility pasa por una automatización controlada por redes digitales que podrían garantizar una entrega rápida y limpia. No obstante, las infraestructuras seguras están aún por desarrollar. En relación con las entregas mediante AGV, todavía existe algunos flecos por resolver como son la disponibilidad de lugares de entrega y la falta de regulación para su uso.
Sin embargo, la tecnología de los AGV se está desarrollando a buen ritmo. Empresas como Google o Starship Technologies (filial de Tesla Metro Group) han desarrollado prototipos de AGV que se están probando a pequeña escala en algunos centros urbanos de Estados Unidos. Los usuarios de esta tecnología hacen sus pedidos mediante el uso de una aplicación en su dispositivo móvil, para que la plataforma del servicio AGV contrate la entrega directa de los artículos o consumibles solicitados. En la actualidad, sólo está disponible esta tecnología para algunas tiendas específicas y, por seguridad, el habitáculo del robot donde se deposita la carga permanece bloqueada durante todo el trayecto y sólo puede ser abierta por el receptor. Los AGV disponibles en la actualidad tienen una limitación en su radio de acción de 5 km de distancia y una capacidad máxima de hasta 10 kg. Estos equipos van provistos de varias cámaras y sensores capaces de sortear obstáculos hasta su destino final. El sistema de guiado se realiza mediante GPS y el seguimiento puede hacerse mediante tecnología RFID para conocer la localización exacta en todo momento.
Los prototipos de AGV son eléctricos y disponen de sistemas de inteligencia artificial, de modo que pueden “aprender” tomando datos de la información recabada durante el trayecto realizado. Estos datos quedan añadidos y disponibles en su nivel de autonomía para ser utilizados en futuros trayectos.
Estos robots disponen de sistema de adquisición de imágenes en diferentes trayectorias para extremar la seguridad de la carga o grabar cualquier incidente que suceda durante su trayectoria. Al llegar a su destino, el AGV envía un aviso al consumidor final para que este pueda recoger su pedido.
En efecto, la tecnología está madura para su utilización; de hecho, son varias las empresas que utilizan AGVs para realizar su logística interna. Ahora sólo falta que se consiga un precio competitivo y un sistema de regulación local compatible con las actividades de las actuales ciudades. El principal escollo reside en la ocupación de la calzada de dichos robots que teóricamente operarían como si de un peatón más se tratase.
Claudio Muller
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