La logística de última milla está referida a esas actividades que se desarrollan en el último segmento de una red logística, cuando se produce la transferencia de determinados bienes o mercancías al consumidor final o a la empresa que los contrató y compró. Así definido, parece un concepto bastante sencillo; sin embargo, existen múltiples detalles que complican bastante su ejecución. De hecho, las entregas de última milla suelen ser muy ineficientes y suelen representar hasta el 40% del coste total del conjunto de operaciones de transporte de la cadena de suministro.
Son muchas las compañías que están realizando esfuerzos en innovación para minimizar estos costes y mejorar la eficiencia en la logística de última milla. Para ello, se han considerado soluciones ingeniosas como los puntos de entrega kiala, los armarios de entrega, el uso de drones, los sistemas de economía compartida, o los robots. Además, se han ideado múltiples formas de transporte y distribución como el uso de bicicletas, coche eléctrico, distribución subterránea, vehículos autónomos, distribución nocturna, logística compartida o, incluso, la distribución peatonal. La última milla (1,61 km) es en realidad un concepto, ya que la distancia real puede convertirse en dos o tres millas, o en 30 millas, en función de la localización del cliente final y del propio distribuidor.
El consumidor contemporáneo está más familiarizado con las entregas contratadas mediante comercio electrónico. En un entorno urbano, las operaciones de última milla aún se complican más, ya que la logística urbana tiene que desenvolverse en un mercado increíblemente denso en el que puede llegar a ser necesario interferir sobre el flujo del tráfico de vehículos para llevar a cabo la operación de entrega. El escenario mejora en las áreas rurales o residenciales en las que existen accesos más adecuados para llevar a cabo la logística de última milla. Por el contrario, la logística urbana no siempre puede dar una solución sencilla a las entregas, por lo que los proveedores se ven obligados a ser más creativos.
En la actualidad, la migración de la población hacia los entornos urbanos de alta densidad ha complicado enormemente la logística urbana. Es estos entornos donde el comercio electrónico se desarrolla mayoritariamente, debido a un mayor número de usuarios familiarizados con las compras electrónicas y con un mayor poder adquisitivo. La distribución de última milla en las grandes ciudades masificadas supone todo un ejercicio de creatividad para que la logística urbana sea eficiente, a la vez que económicamente viable. Las ciudades con alta densidad de ciudadanos son entornos altamente congestionados, que han tenido que adoptar soluciones de movilidad que restringen el acceso de camiones, zonas peatonales, horarios de carga y descarga, limitaciones de estacionamiento, restricciones de ruido y contaminación, y accesos con determinados horarios. Al mismo tiempo, los usuarios del comercio electrónico son cada vez más exigentes en términos de velocidad y en las restricciones de los horarios de entrega. Todo esto complica aún más la logística de última milla, que ha tenido que adoptar diferentes soluciones tecnológicas para anticiparse a las necesidades del comercio electrónico, a las expectativas del consumidor y las expectativas del nuevo panorama competitivo, a la vez que ha tenido que mantener el equilibrio con respecto al modelo comercial tradicional.
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