En el Grado en Enfermería de la Universidad Camilo José Cela, todos los estudiantes -desde el primer curso- aprenden a identificar la situación de emergencia en la que una víctima sufre un cese de sus funciones vitales y a actuar en consecuencia. Así, distinguimos la figura del primer interviniente, la conducta PAS (Proteger, Alertar y Socorrer), cómo ofrecer una información eficiente a los servicios de emergencia del 112, cómo manejar el entorno y cuál es la forma apropiada de actuar en caso de que la víctima esté inconsciente y entre en parada cardio-respiratoria. También aprendieron lo que es un espacio cardioprotegido y a utilizar un desfibrilador semiautomático (DESA), cómo actuar cuando la víctima es un niño y qué hacer cuando hay un atragantamiento por un cuerpo extraño.
Según las últimas recomendaciones de las diferentes asociaciones internacionales (ERC 2015) de reanimación cardiopulmonar (RCP), ante una víctima inconsciente, tras proceder a abrir la vía aérea, emplearemos no más de 10 segundos en comprobar si respira (ver, oír y sentir la respiración), y en caso de que la persona no respire alertaremos al 112 y se iniciarán las compresiones torácicas a un ritmo de 30:2 (30 compresiones/2 respiraciones). Se deberá mantener un ritmo de unas 100 compresiones por minuto, evitando interrupciones, y continuar hasta que lleguen los servicios de emergencia. En caso de disponer de un DESA cercano, tras abrirlo colocaremos los 2 electrodos sobre el tórax del paciente y seguiremos las instrucciones que el aparato nos marque.