En España, el cáncer se ha convertido en la segunda causa de muerte según publicaba el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2017.
Quedando así: “el grupo de enfermedades del sistema circulatorio se mantuvo como la primera causa de muerte en 2017 (con 263,2 fallecidos por cada 100.000 habitantes), seguida de los tumores (243,4). Por sexo, los tumores fueron la primera causa de muerte en los hombres (con 300,1 fallecidos por cada 100.000) y la segunda en mujeres (con 188,8)» (1).
Una de las razones por la que estas enfermedades causan tantas muertes es por la mayor esperanza de vida de nuestra población, pues al morirnos más tardíamente las células envejecen y se producen con mayor probabilidad errores en su proceso de división.
El cáncer está provocado, desde un punto de vista biológico, por la aparición de una mutación en el material genético de una célula, es decir, en el ácido desoxirribonucleico (ADN). Esta alteración puede dar lugar a un aumento en la proliferación de esta célula que perpetua el error y la incorrecta diferenciación celular.
Las alteraciones del material genético pueden deberse a estímulos crónicos o irritantes. Estos son: agentes químicos (p.e. tabaco), físicos (p.e. rayos X) o biológicos (virus del papiloma humano (VPH)).
Por otro lado, nuestro organismo dispone de algunos mecanismos para combatir el cáncer. Son proteínas, conocidas como genes superiores de tumores (GST), capaces de reparar el material genético dañado, o incluso, si no fuese posible destruir la célula mediante apoptosis. Estas a su vez pueden estar alteradas, de tal manera que no son capaces de realizar su misión de manera eficiente y efectiva. Una de las más importantes y conocidas es la proteína p53.
Muchas de las investigaciones a nivel mundial se están concentrando en el tratamiento del cáncer, este octubre pasado supimos que dos grandes científicos habían aportado un gran avance (imagen 1), ayudándonos con una nueva linea en la inmunoterapia para el tratamiento de los tumores malignos de pulmón, vejiga, cuello y cabeza, entre otros, lo que les valió un premio Nobel de medicina.
Para concluir, no debemos olvidar que el estilo de vida de cada individuo influye de manera sustancial en la aparición de procesos tumorales.
Bibliografía:
(1) https://www.ine.es/prensa/edcm_2017.pdf
(2) https://revistageneticamedica.com/2018/10/01/nobel-2018-inmunoterapia-cancer/