Día Mundial de la Espina Bífida en la UCJC

Dia mundial de la Espina Bífida

El Grado en Fisioterapia de la Universidad Camilo José Cela quiere sumarse en este día al mensaje centrado en la prevención de esta malformación congénita y en la necesidad de mejorar la calidad de vida de los afectados desde niños.

La espina bífida es una grave enfermedad cuyas causas exactas se desconocen, que se produce debido a una malformación congénita en el embarazo, entre la segunda y tercera semana de gestación. Se debe a un defecto en el tubo neural, que es un canal que se cierra para permitir la formación del sistema nervioso central del futuro bebé. Cuando este canal no se cierra correctamente, la médula ósea queda totalmente desprotegida. Esta situación produce graves daños en el bebé al nacer, ya que afecta no solo al sistema nervioso central sino también al aparato locomotor y al sistema genitourinario.

Para comprobar o descartar la existencia de la espina bífida, se realizan una serie de pruebas en el embarazo siendo las más habituales la ecografía, que se realiza sobre la semana 20 de gestación y la amniocentesis, pero también se realiza un estudio en la sangre de la madre del nivel de una proteína que se desarrolla en el feto, la a-fetoproteína. No obstante, no siempre es sencillo detectarla.

Existen algunos factores de riesgo que pueden provocar la enfermedad, tales como si la madre sufre diabetes, consume alcohol o drogas, tiene una mala alimentación o sigue un tratamiento con hormonas. Sin embargo, la espina bífida se puede prevenir tomando ácido fólico antes de quedarse embarazada y durante los primeros meses de embarazo.

La espina bífida es una enfermedad que no tiene curación, que puede provocar al nacer en el bebé parálisis, hidrocefalia y diversos retrasos en el desarrollo físico y motor.

Una vez diagnosticada la enfermedad, es importante trabajar desde el ámbito de la fisioterapia, el aspecto motor mediante estimulación para que el niño siga un desarrollo psicomotor como el de un niño normal, ya que estos niños, según su gravedad, suelen tener dificultades para caminar (muchos de ellos necesitan muletas o sillas de ruedas) y graves problemas intestinales.