Hoy en día sabemos que mantener información de forma activa en nuestra memoria no sólo depende de la actividad neuronal de regiones cerebrales concretas, sino que requiere de la actividad sincronizada de redes funcionales, ampliamente distribuidas por todo el cerebro. Javier García-Pacios, profesor del Grado en Psicología y director del Máster Universitario en Evaluación y Rehabilitación Neuropsicológicas, muestra cómo nuestro cerebro se organiza para resistir la influencia distractora de los eventos emocionales. Los resultados de este trabajo, publicados en la prestigiosa revista Psychophysiology, ponen de manifiesto que en contra de la idea popular, no todos los eventos emocionales son capaces de interferir nuestra memoria. Son los acontecimientos desagradables los más difíciles de controlar y los que afectan nuestra capacidad cognitiva con más frecuencia que los agradables. Sin embargo, la actividad coordinada de áreas anteriores del lóbulo frontal y regiones posteriores del cerebro, nos permite controlar estos eventos distractores y optimizar nuestra capacidad de memoria.