– Elabora una lista completa con todos los exámenes y trabajos que tienes que hacer de aquí a final de curso, establece prioridades y tareas a realizar para cada uno de los objetivos. Tener claro qué tienes enfrente es la mejor manera de organizarte después.
– Estudiar en un sitio tranquilo donde no te distraigas: puede ser la biblioteca, tu cuarto, al aire libre… donde no te interrumpan y tú puedas concentrarte totalmente.
– Planificar tiempo de estudio frente a materias a estudiar y establecer fechas límite (y cumplirlas, claro). Evalúa tu progreso y ve actualizando tus propias fechas límite según lo que veas que te cuesta más o menos.
– Descansar y dormir bien es otro de los puntos fundamentales estos meses. Hay muchos nervios, estrés, materias por estudiar, etc., pero si no estás descansado rendirás mucho menos. Haz que el tiempo que dedicas al estudio sea totalmente efectivo.
– No dejar las cosas para más tarde y comprometerte con el plan de estudio. Realizar las tareas que más te cuestan en los momentos en los que estás más activo es importante.
Y, como bonus track, tres consejos para aprovechar al máximo el día:
– Llévate siempre algo para leer sobre lo que tienes que estudiar en la mochila
– En lugar de echarte la siesta, sal a pasear y mantente activo
– Concédete un pequeño premio cuando alcances una meta estudiando (llegar hasta un tema concreto, terminar un trabajo, etc.)