Los Juegos Olímpicos de París 2024 no solo dejaron historias de éxitos y fracasos deportivos, sino que también se vieron marcados por tragedias personales y comportamientos violentos que oscurecieron el espíritu olímpico. Expectativas rotas, lesiones y actos condenables dejaron una huella amarga en estos Juegos, afectando a algunos de los grandes protagonistas.
Una de las decepciones deportivas más comentadas fue la del equipo de tenis masculino español formado por Rafael Nadal y Carlos Alcaraz, conocido como
“Nadalcaraz”. Aunque generaron grandes ilusiones y eran vistos como una firme opción para el podio, la falta de compenetración y rodaje entre ambos impidió que alcanzaran su máximo rendimiento, dejando a España sin una de las medallas más esperadas.
Otro golpe para el deporte español fue la lesión de la estrella del bádminton Carolina Marín. A tan solo 8 puntos de alcanzar la final, Marín sufrió una grave lesión en la rodilla que la dejó fuera de los Juegos. Su rival, la china He Binjiao, rindió homenaje a Carolina al subir al podio luciendo un pin con la bandera de España, un gesto que reconoció el doloroso final de la competencia para la española, quien tenía grandes posibilidades de conseguir el oro.
No solo las expectativas pesaron en los atletas, sino también la presión. La judoca japonesa Uta Abe, que llegaba como favorita tras ganar el oro en Tokio 2020, sufrió un colapso emocional tras su derrota en octavos de final contra la uzbeca Diyora Keldiyorova. Abe controlaba el combate hasta el último minuto, pero perdió la ventaja y, tras la derrota, se desmoronó emocionalmente al abandonar el tatami, recordando al mundo el precio emocional de la competencia de alto nivel.
Por otro lado, las ansias de festejar los triunfos, antes de lo debido, nos puede llevar a sufrir malas experiencias, como la ocurrida a la marchadora española Laura García-Caro, que viéndose con la medalla de bronce, se detuvo unos segundos a recoger una bandera española y ponérsela al cuello. Tiempo suficiente y pérdida de ritmo, para que la marchadora que iba cuarta, la sobrepasase en el último metro, perdiendo la medalla de bronce y los 30.000€ que le hubieran correspondido.
En el tatami también se vivió un incidente violento. El judoca georgiano Guram Tushishvili fue descalificado del torneo olímpico tras agredir a la leyenda francesa Teddy Riner al finalizar su combate. Este comportamiento antideportivo, que ocurrió después de la conclusión del enfrentamiento, fue duramente criticado por la comunidad deportiva, empañando el ambiente de respeto y compañerismo que simbolizan los Juegos Olímpicos.
Sin embargo, la tragedia más desgarradora ocurrió fuera de la competición. La atleta olímpica ugandesa Rebeca Cheptegel perdió la vida tras ser quemada por su pareja. Este trágico suceso estremeció al mundo del deporte y recordó las crudas realidades que, lamentablemente, no siempre están relacionadas con el ámbito deportivo, sino con la violencia de género, un problema que sigue afectando a muchas mujeres en todo el mundo, incluidas las deportistas de élite.
Juan Carlos Segovia. Director de la Cátedra Olímpica Marqués de Samaranch. UCJC.