Serie Juegos Olímpicos y Paralímpicos. 3/8: Anécdotas curiosas

Durante los Juegos Olímpicos de París 2024, como en cualquier competición de

esta magnitud, no faltaron anécdotas curiosas y sorprendentes. Desde la entrega

de 300.000 condones en las villas olímpicas para satisfacer la creciente demanda

entre los atletas, hasta situaciones inusuales como la fuga de la judoca cubana

Dayle Ojeda de la delegación de su país, el evento estuvo lleno de momentos

singulares.

En el ámbito deportivo, Estados Unidos rompió su racha histórica en tenis de

mesa al vencer a China por primera vez en la categoría femenina, con un dato

peculiar: todas las integrantes del equipo estadounidense eran de origen asiático.

También destacó la actuación del marchador español Álvaro Martín, quien

además de llevarse dos medallas, compagina su carrera deportiva con los estudios

de Política y Derecho.

La experiencia de la convivencia entre atletas, uno de los sellos de cada edición de

los Juegos, fue distinta para los competidores de surf, ya que compitieron en

Tahití, a 15.000 kilómetros de la ciudad de París, limitando así sus encuentros con

otros deportistas que no fueran los de su misma competición. A su vez, el equipo

de baloncesto de Estados Unidos mantuvo su tradición de alojarse fuera de la villa

olímpica, gastando 15 millones de dólares en ello, una costumbre que inició el

Dream Team de 1992.

Por otro lado, el luchador español Juan Garrigós, que ganó el bronce en judo tras

vencer al japonés Ryuju Nagayama mediante una técnica de estrangulación,

recibió amenazas desde Japón debido a su rival se negó a asumir la decisión de los

jueces de darle como perdedor del combate. Mientras tanto, en otro giro

disciplinario, la gimnasta japonesa Shoko Miyata fue expulsada de su delegación

por violar las reglas de conducta al ser sorprendida fumando y bebiendo antes del

inicio de los Juegos.

El error administrativo también jugó su papel: la atleta de Islas Salomón Sharon

Firisua fue inscrita por error en los 100 metros lisos, prueba en la que obtuvo un

tiempo desastroso, ya que su especialidad es el fondo.

Como curiosidad en cuanto a los premios, se habló mucho durante la competición

sobre las recompensas que otorga cada delegación a sus deportistas por las

medallas conseguidas, la cual varía enormemente según el país. Mientras que, por

ejemplo, en Hong Kong se paga 768.000 dólares por una medalla de oro, en

España una presea del mismo metal representa un premio de 102.000 euros, cifra

que palidece frente a las generosas cuantías de otras naciones.

Juan Carlos Segovia

Director de la Cátedra Olímpica Marqués de Samaranch de la Universidad Camilo

José Cela