Recientemente el columnista Tomás Campos escribía sobre el valor que pueden tener las medallas «Se pueden comprar las medallas». Comenta en su artículo un tema ya muy antiguo, dentro de los deportes olímpicos, que todas las medallas valen igual, cuando se trata del medallero, pero no todas «saben igual», ya que el poder mediático de un deporte u otro es muy significativo. Y es ahí donde se plantea la incógnita de qué interesa más, si ganar una carrera deportivo-política (curioso, cuando desde los principios del COI intentan alejarse de la política), para ver quién es el país ganador del medallero, o si invertir en aquellos deportes donde podemos tener mejor reconocimiento social, mediático y económico. Hay que recordar que los JJOO, generalmente, son cada cuatro años. Hay pases que lo tienen muy claro e invierten, especialmente, en deportes que van a tener vuelta. Habría que analizar detalladamente, en que deportes invierte España y cómo lo invierte.
Todo el mundo pretende que su deporte sea el primero en recibir dinero y, para ello, hay numerosos argumentos, todos válidos, como este deporte es de aficionados y apenas recibimos ayudas frente a los totalmente profesionales, que además de sus ingresos siguen recibiendo ayudas de todo tipo. Que es un deporte que require mucho material; otros que son muchos, dado que es un deporte de equipo, etc.
Pero al final, el dinero es el que hay y los estados aportan dinero de los impuestos y las compañías privadas de sus socios. Hay estudios económicos que relacionan las inversiones con el número de medallas y dicen orientar hacia donde tienen que invertir en los siguientes JJOO.
Si Pierre de Coubertin levantara la cabeza, él que quería un deporte totalmente «amateur»