Hace poco busqué en internet ofertas para comprarme una mochila y tras semanas de indecisión la compré por Amazon. Durante ese tiempo viví rodeado de ofertas de mochilas.
Por las mañanas, los periódicos on line me ofrecían mochilas. Al buscar restaurantes; mochilas. Previsión meteorológica; mochilas. Vacaciones; lo mismo. Todavía hoy mi vida on line está invadida de mochilas.
Son las dichosas cookies. El objetivo del anunciado Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales (conocido como Tasa Google) es recaudar por el negocio on line que –siguiendo con mi caso– estas multinacionales han desarrollado en España cediendo mis datos a fabricantes o distribuidores de mochilas o prestándoles servicios de intermediación o publicidad.
Será un impuesto indirecto (como el IVA) que gravará con el 3% la prestación de estos servicios por grandes empresas (negocio mundial superior a 750 millones y al menos tres en España) cuando se refieran a usuarios situados en España. No se trata de recaudar por la venta de la mochila, si no por la venta de datos o el servicio on line de publicidad. Un impuesto difícil de gestionar, pero … por algún sitio hay que empezar para que la economía digital no quede al margen del sistema tributario tradicional.
Ángel Ignacio Rivas Pino – Profesor UCJC Derecho Tributario