Vivimos en la incertidumbre: incierta nuestra salud, nuestra economía, nuestra política. Los medios internacionales comienzan a insinuar que España es un Estado fallido. Aunque el CIS lo ignore, los ciudadanos intuimos que nuestro primer problema es político. ¿Qué está sucediendo?
No perdamos de vista que los gobernantes actúan en primer lugar pensando en su propia supervivencia política. No olvidemos que muchos de ellos sólo han trabajado conspirando en sus partidos y seduciendo electorados. No neguemos que además los partidos necesitan, por su naturaleza, un cierto grado de confrontación. Estos tres factores harán que comprendamos que sus decisiones ante algo desconocido y temible pueden ser a menudo erróneas e interesadas. Que pueden traernos terribles consecuencias.
El eslabón más débil de Europa somos los países del Sur. Grecia pagará durante decenios su ruina. España está en el mismo proceso, agravado por la división de poder territorial y la idiocia guerracivilista. El Régimen del 78 hace aguas por la desintegración social y nacional, pero también por el agotamiento del modelo institucional. Se pone en duda hasta la monarquía parlamentaria, por su buena conducta. De igual modo, se tambalea la falsa separación de poderes.
A la improvisación política que ha causado la ruina de nuestra economía acompaña la crisis institucional y el auge de los populismos nacionalistas y nacionales. El gobierno padece la tentación de gobernar forzando las normas y controlando todos los poderes para sobrevivir, a la espera de que llegue el dinero de Europa. Pero ese dinero tendrá seguramente un elevado coste en sufrimiento: bajadas de sueldo y pensiones, retraso de la jubilación y empeoramiento de servicios básicos.
No somos los únicos. Mientras la policía registra el domicilio a su Ministro de sanidad, Macron se saca de la chistera un toque de queda. Estados Unidos padece una confrontación civil de baja intensidad. Occidente y su modelo de libertades está en cuestión. Lo que nos pasa no nos sucede sólo a nosotros, cierto, pero estamos a la vanguardia de los desastres, como en los años 30.
¿Hacia dónde van nuestras sociedades? Los mercados observan que China sabe rentabilizar su propio virus. El modelo autoritario de partido único y de sociedad controlada funciona en tiempos de pandemia… La tentación de preservar el poder a cualquier precio se extiende por el mundo entero. Recordemos que la respuesta de Europa a la temida revolución bolchevique fue el fascismo. Está por ver qué modelo de vacuna elegirá esta vez el anciano continente. El miedo es libre pero no nos ayuda a ser libres.
Dr:Javier Esteban Guinea
Profesor del Grado en Derecho y Máster de Acceso a la profesión de Abogado
Universidad Camilo José Cela.