«La Universidad tiene una responsabilidad cívica ante los desafíos globales»

Anthony Lake.

¿Cuál cree que puede ser la labor más importante que puede desempeñar la Universidad para ayudar a UNICEF a alcanzar sus objetivos?

En realidad, todo lo que hace la Universidad supone una contribución para UNICEF. Ello se debe a que nuestro trabajo no se centra solamente en educar a los niños, sino en hacerles entender lo necesario que es que venzan todos los odios y prejuicios presentes hoy en nuestro mundo. Esto es fundamental porque, de lo contrario, acabaran replicando los mismos problemas y conflictos en el futuro. Por lo tanto, no se trata solo de enseñar en un sentido académico, sino de educar en un sentido de responsabilidad cívica. Permítame que le ponga un ejemplo. Mañana mismo [27 de febrero de 2016] viajo a Siria, donde tenemos un ambicioso proyecto denominado No Lost Generation (Generación No Perdida) con el que intentamos no solo mejorar la educación de los niños sirios, sino también proporcionarles el tipo de asistencia necesaria para recuperarse de las experiencias traumáticas causadas por los horrores que han presenciado. Sin ese tipo de ayuda, acabarían por normalizar esas experiencias, hasta el punto de que aceptarían como algo natural que los chiíes maten a los sunníes, y viceversa. Si no intervenimos, cuando crezcan no podrán evitar repetir esos mismos comportamientos. En esa intervención radica la clave del proyecto educativo de UNICEF.

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En su discurso de investidura ha mencionado con frecuencia algunos retos globales, tales como el cambio climático o las migraciones globales. A la hora de afrontar dichos retos, ¿le gustaría que los Estados tuvieran un papel más activo, o cree en cambio que deben dar un paso atrás en favor de actores internacionales como UNICEF?

Ninguna de las dos opciones. El mundo ha cambiado radicalmente en los últimos cinco o diez años, como resultado de las transformaciones en las tecnologías de la comunicación y la irrupción de las redes sociales. Ya no es suficiente con que los gobiernos actúen por sí solos, pero tampoco puede hacerlo la sociedad civil o las agencias de las Naciones Unidas. Tenemos que actuar de manera colegiada. Y tenemos una extraordinaria oportunidad para hacerlo, porque estamos conectados como nunca antes lo habíamos estado. Lo que es más, si los gobiernos siguieran actuando en solitario, serían cada vez más irrelevantes en relación a todas las trasnformaciones que estamos viviendo. De hecho, si los gobiernos y los organismos internacionales no colaboran, será la gente la que se asocie sin ellos, como ya lo están hacienda en las redes sociales. En UNICEF, no en vano, estamos trabajando con creciente frecuencia con agentes como ONG’s o instituciones académicas, con objeto de poder dar respuesta al carácter global de retos como el cambio climático o las grandes migraciones.

¿Qué papel debería jugar Europa a la hora de enfrentar esos desafíos, como por ejemplo la actual crisis migratoria?

Son dos las cuestiones que debemos considerar. Por una parte, tenemos que dilucidar cómo puede gestionar Europa un asunto tan grave com es la llegada masiva de refugiados. Por otro, es necesario preguntarse si Europa va a conseguir actuar unida ante estos desafíos o si, en cambio, van a signifcar la derrota del Proyecto europeo. A mi juicio, sin una Unión Europea capaz de desempeñar el rol fundamental que ha tenido en el pasado reciente, el mundo se encontrará en graves problemas. Esperemos que no sea así.