La Internet Society dice: “Todos los días, lo queramos o no, la mayoría de nosotros contribuye a la elaboración de un retrato de lo que somos en línea; un retrato que es probablemente más público de lo que nosotros suponemos. Por lo tanto, no importa lo que tú hagas en línea, lo que importa es que sepas qué tipo de huella estás dejando, y cuáles pueden ser los posibles efectos.”
Si bien es imposible que nuestra huella sea NULA, los primeros pasos para reducir nuestra huella digital y gestionar nuestra identidad digital no son muy difíciles.
¿Qué es una huella digital?
Nuestra huella digital está formada por los rastros que dejamos al utilizar Internet. Comentarios en redes sociales, llamadas de Skype, el uso de aplicaciones, registros de correo electrónico – todo esto forma parte de nuestro historial en línea y, potencialmente, puede ser visto por otras personas o almacenado en una base de datos.
¿Cómo dejamos nuestras huellas digitales?
Esto puede ocurrir de diferentes maneras.
Sitios web y compras en línea.
Cada vez que entras a una web nueva te van a pedir que aceptes los cookies y un texto sobre la Ley de Protección de Datos. Por medio los cookies y tu identificación al menos parcial, las empresas pueden se puede realizar una segmentación muy detallada, la cual es de gran utilidad al lanzar, por ejemplo, campañas de remarketing.
Redes sociales.
Cada like, tweet y comentario que pongas en cualquiera de las redes sociales, es para siempre. Sí, aunque lo hayas borrado, el creer que así han desaparecido, pero nada más lejos de la realidad, ya que los buscadores que se dedican a registrar todo lo que aparece en internet ya han copiado la información, pudiendo así ser recuperable. Entramos en la red pensando que nadie nos ve, pero nuestra navegación deja un rastro imborrable.
Teléfonos móviles, tablets o computadoras portátiles.
Los smartphones son nuestro principal registro de rastros digitales. Actualmente, los usuarios en sus teléfonos inteligentes, no solo guardan fotos personales, listas de contactos y archivos de trabajo, sino también el correo, las contraseñas y hasta las aplicaciones para interactuar con el banco u otras compañías a las que contratan servicios. Un simple robo de nuestro terminal, permitiría tener acceso a toda esta información.
¿Por qué debemos administrar nuestra huella digital?
Así que la próxima vez que visites un sitio web o dejes un comentario, procura que este sea amable y constructivo.
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