DÍA DEL LIBRO – 23 DE ABRIL DE 2022

EXPERTO EN COMPETENCIAS SOCIOLABORALES

Para celebrar el Día del Libro, que conmemora la muerte de Shakespeare y de Cervantes, compartimos estos espléndidos relatos de nuestros estudiantes del Experto en Competencias Sociolaborales. Respondieron al reto de contestar a dos preguntas misteriosas:

¿Qué pasaría si los árboles hablaran?

¿Qué pasaría si los seres humanos pudieran volar?

¡Y este es el resultado!

Agradecemos un año más la colaboración especial de Fernando Romo Martín, Capitán de Greenpeace y artista, que ha creado unas bellísimas ilustraciones para acompañar los cuentos.

¡Gracias a todos los estudiantes, profesores, coordinadores y voluntarios por hacer posible esta actividad!

¡OS DESEAMOS UN FELIZ DÍA DEL LIBRO!

Historia

Recientemente, se ha especulado acerca de que los árboles  pueden hablar. Si esto fuera cierto, nos dirían cosas como: “Hola, ¿qué tal estás? ¿estás contento o triste?” 

Si los árboles aparte de hablar también nos escuchasen, su vida sería mejor y la nuestra también porque ellos escucharían nuestros problemas y nosotros los suyos y todos nos sentiríamos aliviados. También podríamos contarles cosas alegres. ¿Quién sabe? A lo mejor nos escuchan y quizás también les podemos oír a ellos si afinamos el oído.

Pablo Mosquera López

El sabio árbol

Un día muy soleado en un bosque muy grande, había un árbol muy grande y hermoso que siempre se veía muy apagado. Al día siguiente, ese precioso árbol que siempre estaba apagado empezó a hablar.

Un niño se sentó al lado de ese hermoso árbol, estaba un poco triste. De repente, el árbol le dijo: –¿Qué te pasa chico?— El niño, muy sorprendido, le contó al hermoso árbol que su mejor amigo no quería jugar con él.

Entonces, el árbol le dijo: –No tienes que estar triste porque él no quiera jugar contigo porque si es tu amigo de verdad seguro que volverá y querrá jugar porque quiere tenerte en su vida. A lo que el niño respondió: –¿Pero cómo lo voy a saber? El árbol le dijo: –Ya lo sabrás. Y recuerda, todo lo que se va y te quiere en su vida vuelve.

El niño le dijo: –Vale, muchas gracias, señor árbol. A lo que el árbol respondió: –De nada, cuando me necesites, aquí estaré. El niño se despidió: –Vale, señor árbol, hasta otro día. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Nagore López Rodríguez

Ilustración de Fernando Romo Martín, Ship’s Captain and Animal Artist

Historia del árbol que habla

Una preciosa tarde de primavera paseaba yo tranquilamente por un bosque y sin querer tropecé con la rama de un árbol. Entonces oí una voz que decía: –¡Oye, que me haces daño! Yo pensé: ¡Cómo tengo la cabeza!, los árboles no hablan. Entonces volví a oír la voz que decía:  –Sí, soy un árbol y hablo. Quiero que le cuentes a todo el mundo lo siguiente: en bosque hay un árbol que habla. Que vengan a verme que tengo que dar un mensaje.

Todos acudieron creyendo que yo estaba loco. Pero al oír al árbol diciendo ¡no malgastéis el agua, cuidad la naturaleza, sin la naturaleza no podréis vivir!, la gente no paraba de preguntarle cosas al árbol. Los científicos dijeron que era un fenómeno muy extraño, nunca visto. Pero, en lugar de escuchar al árbol, los científicos decidieron estudiar y encontrar la razón por la que el árbol hablaba, por lo que crearon un comité de investigación internacional.

Andrés Sáez Sánchez

El árbol José Luis y la chica Esmeralda

Érase una vez un árbol que hablaba y una chica que quería volar como un pájaro. El árbol que hablaba se llama José Luis y la chica que quería volar se llama Esmeralda.

Un día, Esmeralda se encontró con el árbol que hablaba y concedía deseos, como por ejemplo, poder volar. La chica le dijo al árbol: –Hola árbol, tengo suerte de que puedas hablar conmigo, no como los otros árboles que solo dan su alimento. Tú, en cambio, hablas y concedes deseos.

El árbol respondió: –Sí, ¿y sabes por qué yo sí hablo y no doy alimentos como los otros árboles? Porque de pequeño quise aprender a hablar como un humano. Como tú eres una humana muy maja y veo que quieres ser mi amiga, puedo concederte el deseo de que, cuando seas mayor, vueles como un pájaro.

Entonces, la chica le dijo al árbol: –¿De verdad harías eso por mí?— Y el árbol le contestó:  –Sí— Entonces la chica le dio las gracias al árbol y este le dijo: —De nada, espera, una pregunta más, chica, ¿cuando tu deseo se cumpla, volarás por encima de mí?

–Claro— respondió Esmeralda, porque tú me concediste poder volar como los pájaros. Así fueron verdaderos amigos.

Y fin, colorín colorado este cuento del árbol y la chica se ha acabado.

Juan Carlos Hueso Santafosta

¿Cuánto tiempo?

En un día nublado del mes de mayo en la ciudad de París, Mía, una niña de trece años, pelo castaño, ojos de color verde esmeralda, delgada, bajita, no podía salir de casa sin el reloj que le regaló su hermana antes de morir. El mayor deseo de Mía siempre había sido poder volar. Mía caminaba hacia una librería (Shakespeare and Company) para recoger un pedido que había hecho su tía. A dos manzanas de la librería, tuvo un pensamiento y sonrió. Su pie izquierdo empezó a elevarse, dio un paso adelante y todo su cuerpo se alzó muy deprisa. Y es así como el deseo de Mía se cumplió y empezó a volar como si fuera un ángel. Con una gran sonrisa en la cara. Ese fue el primer contacto que tuvo con todas las nubes. Tocándolas todas se sentía libre, feliz, serena. Pero, cuando cerró los ojos un segundo, estaba sentada en el césped mirando la famosa Torre Eiffel. Volvió acerrar los ojos y estaba durmiendo en su cama, tan suave, hasta que la alarma la despertó.

Álvaro Olmedo López

Ilustración de Fernando Romo Martín, Ship’s Captain and Animal Artist

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