Si el Bernabéu es lo más visitado entonces hay que recomendar que la gente visite el Museo del Prado

Benito Pérez González – beperez@ucjc.edu

 
El diario Marca del viernes 11 de noviembre de 2011 nos ofrece lo que para mí es un preocupante titular. Parece, según confirma Emilio Butragueño, que el estadio Santiago Bernabéu es el lugar con más visitas de Madrid, por delante del Museo del Prado.
Parto de la base, de que a mí me gusta el fútbol y que lo considero una fábrica de ilusiones y una vía más para adquirir la cultura de nuestro tiempo. Tanto como los libros de geografía e historia, el fútbol en particular, y el deporte en general, me facilitaron la adquisición de importantes nociones sobre las grandes ciudades de cada país, y sobre el carácter e idiosincrasia de sus gentes. Como tantos otros niños iba construyendo el mapa de Europa que se formaba con los equipos que participan en competiciones internacionales, y me formaba la idea sobre la diversidad analizando las peculiaridades de los jugadores de cada nacionalidad.
Pero duele pensar que Madrid, con un patrimonio cultural que nos sitúa entre las ciudades más importantes del mundo tenga como lugar de visita privilegiado un estadio de fútbol. El Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza, las Descalzas Reales, el Palacio Real, el Monasterio del Escorial, o cualquiera de las grandes exposiciones itinerantes que nos visitan, por citar sólo algunas de las joyas de nuestra Comunidad, merecerían otra suerte. Así lo siento y así lo escribo. En mi caso, lo hago desde la responsabilidad que tengo como director de un instituto universitario, pues creo que la Universidad aparte de generar conocimiento científico, tiene como función la difusión de la cultura. Por eso, me siento en la obligación de preocuparme por esta mala noticia que constata el desequilibrio creciente entre lo importante y lo banal.
Saul Bellow, premio Nobel de literatura de 1976 por lo que la Academia Sueca consideraba una comprensión y un sutil análisis de la sociedad y la cultura contemporánea nos dejó entre sus escritos el libro “Todo cuenta”  un conjunto de ensayos geniales que fue escribiendo a lo largo de su vida. En uno de ellos, “cuestión de alma”, que escribió en 1975 –me pregunto qué nos diría hoy de esto- llega a decir:
“Las universidades han fracasado estrepitosamente. No forman espectadores ni lectores, tal como deberían hacer, y la incultura diplomada emerge como una nueva fuerza negativa tanto aquí como en los demás países. Las personas con formación universitaria están más alejadas del arte y el buen gusto que hace una generación […] Aquí debe haber alrededor de veinticinco millones de licenciados universitarios, pero uno de los problemas del país es la inestabilidad y la incultura de las personas con formación superior…”
Creo que Bellow tiene mucha razón. En la universidad formamos en el conocimiento de múltiples disciplinas, pero a veces olvidamos formar a nuestros alumnos en el aprecio a la cultura y a sus manifestaciones. Las manifestaciones culturales y artísticas deberían formar parte importante de la formación de cualquier universitario. En Ciencias de la Actividad Física y del Deporte es especialmente importante, por ser el deporte un fenómeno heterogéneo y diverso que necesita de profesionales con una amplia base de formación que les permita entender la actividad física en toda su complejidad, que abarca desde lo corporal, el rendimiento, pasando por la educación, el juego y la sociedad hasta llegar a la economía. La visión muy focalizada sobre algo nos hará saber cada vez más de cada vez menos, tal y como nos decía Ortega y Gasset al hablarnos del hombre masa.
Por eso hoy voy a hacer una recomendación concreta: Visitad el Museo del Prado, y más concretamente la exposición “El Hermitage en el Prado” que estará en Madrid hasta el 25 de marzo de 2012 y que nos ha traído 179 obras maestras de este museo de San Petesburgo que es por extensión el segundo museo del mundo -con más de tres millones de obras- después del Louvre. La crónica que Pilar Ortega hace en el suplemento Metrópoli de El Mundo no puede ser más elocuente: “si la cultura y la belleza pueden salvar el mundo, en Madrid estamos de enhorabuena. Un museo excepcional dentro de otro museo único nos permite contemplar en un mismo espacio algunas de las mejores creaciones artísticas de los últimos 25 siglos”.
Es difícil destacar alguna de esas 179 obras, pero yo les voy a hablar de 3 de ellas pertenecientes a las vanguardias:
1-      “Composición VI” de Kandinsky (1913, 195×300 cm.) , uno de los cuadros en los que pueden ver las fronteras entre la figuración y la abstracción;
  Kandinsky Composición 6
2-      “La Conversación” de Matisse (1912, 177×217 cm.),  que es una de las grandes obras de este pintor francés, y que nos demuestra que sin apenas rasgos sus personajes son capaces de transmitirnos profundas impresiones;
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3-      Y el último de ellos “Juego de bolos” también de Matisse (1908, 115×147 cm.), Un cuadro que elijo por sus claras referencias al juego y al deporte, y por ser previo y precursor de una de sus grandes obras “La Danza” pintado un año más tarde.
Juego de bolos de Matisse - www.hermitagemuseum.com
 

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