Benito Pérez González ( Director del Instituto de Ciencias del Deporte de la UCJC)
Philip Roth es desde hace años el eterno favorito para ganar el Premio Nobel de Literatura. Compartía ese incierto honor con Vargas Llosa, que por fin pudo desquitarse en 2010. Con ocasión de esta decisión de la academia sueca decidimos incluir al autor peruano en nuestro blog: ¡Por fin! Vargas Llosa, un amante del deporte, obtiene el Premio Nobel de Literatura. ¿Será éste el año de Roth?
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En cualquier caso, 2011, será el año de la concesión a Roth del prestigioso Man Booker Prize y también el año de la publicación en España de su novela Némesis, que ha recibido excelentes críticas.
Némesis tiene además un particular interés para los amantes del deporte y muy concretamente para la familia de las Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, pues su protagonista, Bucky Cantor, es un joven licenciado en Educación Física e Higiene por la Universidad Panzer en East Orange (USA), una institución, que más allá de la ficción de esta novela realmente existía en la época, pues fue fundada como centro de formación superior de educación física en 1917. El amor por el deporte y la actividad física y sus posibilidades como elemento para la formación del carácter de la juventud son un elemento central de la obra. A continuación podéis leer una pequeña muestra de citas que así lo atestiguan:
“Quería enseñar a aquellos niños para que sobresalieran tanto en actividades deportivas como en sus estudios, para que valorasen la deportividad y cuanto podía aprenderse mediante la competición. Quería enseñarles lo que su abuelo le había enseñado: resistencia y determinación, valor y buena forma física…” (pp. 31 y 32)
“Para el adulto el juego es recreo, la renovación de la vida; para el niño es desarrollo, la adquisición de la vida” (p. 54)
“En clase de gimnasia era una nulidad con el potro, las barras paralelas, la anillas y la cuerda de trepar, pero ponía todo su empeño y siempre se mostraba afable y Cantor nunca le había puesto menos de notable”. (p. 55)
“Aprendí ambos objetivos cuando estudiaba en la universidad […] Enseño educación física y la seguridad es mi preocupación principal” (p. 114)
“Ávido de vincularse a un instructor que le hiciera mejorar en los deportes”. (p. 123)
“…pensaba exactamente lo mismo que cuando empezó a estudiar en la universidad, que no existía trabajo más satisfactorio que el de enseñar a un muchacho la práctica de un deporte, junto con el adiestramiento básico, la seguridad y la confianza de que todo irá bien, y ayudarle a superar el temor a una experiencia nueva, tanto en natación, como en boxeo o en béisbol”. (p.138)
“…a los veintitrés años (Cantor), para todos los niños era la autoridad más ejemplar y reverenciada que conocíamos, un joven de convicciones, tranquilo, amable […] Y jamás fue una figura más gloriosa que la de aquella tarde…en que enseñó a los niños historia del deporte y a lanzar la jabalina…”(pp. 204 y 205)
La trama de la novela, muy en la línea de este autor americano, sitúa al protagonista ante una situación difícil, incluso angustiosa, en la que se mezclan dos escenarios antagonistas: La impotencia cuando no se puede hacer nada por cambiar la dura realidad, y el temor a elegir cualquiera de las dos opciones que se te abren ante una difícil decisión. Una epidemia de polio está asolando la ciudad de Newark –próxima a Nueva York- en el sofocante verano de 1944. Muchos de los niños del campamento de verano que dirige Cantor han sido alcanzados por tan grave enfermedad, que afecta al sistema muscular y respiratorio. ¿Puede hacer algo nuestro protagonista por mejorar la situación?¿Tiene alguna responsabilidad ante lo que está sucediendo?¿Debe abandonar? Son algunas de las cuestiones que se proponen en el libro.
Son inevitables los paralelismos que podemos hacer entre esta novela y La peste de Albert Camus, incluso en las posibles alegorías y segundas lecturas, pues las dos narran situaciones ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial en la que otra gravísima epidemia recorría el mundo y lo amenazaba con la destrucción: La ola de los totalitarismos. En las dos se enfrenta al ser humano ante duras pruebas en las que sale y aflora la verdadera condición de cada uno. En el caso de Némesis, Bucky Cantor representa la figura del compromiso, la integridad y el amor por sus semejantes, pero también de la inseguridad, la duda y la inculpación que tantas veces maniata a las personas excesivamente exigentes, y que convierten una virtud en un defecto.
La novela es magnífica, vigorosa e inolvidable. ¡No os la perdáis!
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