
La evaluación formativa es aquella que está enfocada en conocer las fortalezas y las debilidades del alumnado, acompañándole en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Esta debe comprender diferentes procedimientos para que resulte efectiva y, entre ellos, los procesos de evaluación compartida pueden y deber ocupar espacios en un aula de educación superior.
Resulta especialmente importante hacerlo cuando, en la propia asignatura, se tratan contenidos enfocados a responder a las preguntas “qué evaluar”, “cómo evaluar” y “cuándo evaluar”. No sería coherente evidenciar las bondades de procedimientos de autoevaluación y coevaluación del alumnado sin invitar a que este pueda participar de ellos, viviendo el proceso en primera persona.
Por todo lo anterior, y en la asignatura de Pedagogía y didáctica de la actividad física y del deporte, se vienen proponiendo en los últimos cursos diferentes dinámicas de coevaluación, para poder reflexionar y debatir acerca del trabajo final de la asignatura. La participación en estas requiere cumplir una serie de condiciones (realizar el trabajo en grupo, asistencia a sesión de coevaluación o diarios de progreso y registro del trabajo, entre otras), permitiendo que el alumnado pueda tomar conciencia de la evaluación de una actividad.
Esto resulta muy relevante considerando la cualificación y competencias de los futuros graduados en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CCAFYD), donde muchos de ellos ejercerán como máximos responsables de programaciones didácticas, tanto en contextos formales como no formales, permitiendo que la toma de decisiones se pueda llevar a cabo junto al alumnado, favoreciendo una mayor motivación por el aprendizaje.
Tras la dinámica llevada a cabo el 12 de mayo, se solicitó que el alumnado registrara y definiese en una frase su experiencia, destacándose las siguientes:
“Este trabajo nos ha hecho reflexionar y hacer autocrítica, habiendo tenido que consensuar entre nosotros la evaluación de nuestras tareas”
“No hay mejor persona que nosotros para conocer qué hemos aprendido”
Todo ello, resulta posible llevarlo a cabo con el pertinente acompañamiento del profesorado en todo el proceso, permitiendo tomar conciencia de los aprendizajes esperados y que invite a una reflexión sincera, honesta y coherente en la dinámica de coevaluación propuesta, sin perder de vista el rigor académico y la evidencia científica.