Basterra y las pastillas, un análisis de su comportamiento no verbal

José Manuel Petisco Rodríguez

Psicólogo y analista en comportamiento no verbal

INTRODUCCIÓN

Asunta, la adolescente de 12 años y origen chino, apareció muerta el 22 de septiembre de 2013 en una pista forestal, a 17 kilómetros de Santiago de Compostela. La autopsia, según los análisis de su pelo, reveló que la niña había sido drogada con lorazepam y con otro ansiolítico presente en menor medida, nordiazepam, en los tramos equivalentes a los 3 o 4 últimos meses. Sin embargo la autopsia no detectó rastro alguno de medicamentos antihistamínicos. Este dato evidencia la falsedad de la versión de los padres de la niña, Rosario Porto y Alfonso Basterra, que achacaban al uso de antihistamínicos los episodios de mareos y somnolencia que sufrió Asunta en sus clases de música del último verano. Además, los padres habían argumentado que Asunta padecía de alergias, pero este aspecto fue desmentido por la pediatra de la niña.

Se sabe que la autopsia del cadáver reveló que la niña había recibido una dosis muy elevada de lorazepam, en concreto 0,68 microgramos por mililitro de sangre (o lo que es lo mismo 0,68 miligramos por litro); una dosis diecisiete veces mayor que la que se consideraría normal o fuera de peligro para la salud de un adulto (0,04 mg/l). Según la toxicóloga de la Universidad de Santiago, María Jesús Tabernero, una concentración de 0,68 microgramos por mililitro supone que Asunta, al menos, había tenido que ingerir 27 pastillas de 1 miligramo.

El empleo de lorazepam, de orfidal si nos referimos a su nombre comercial, es una evidencia que apunta contra los padres.

Por otra parte, en el vestido azul que llevaba Rosario el día del crimen, se encontraron polvos de lorazepam. Al indicio de culpabilidad por los polvos encontrados en el vestido de la madre, habría que añadir que las adquisiciones de lorazepam realizadas por Alfonso Basterra coinciden con las fechas en las que la menor apareció con síntomas de intoxicación. Alfonso Basterra justifica la compra de más de 200 pastillas, 125 en el mes de julio, con pretextos relacionados con el consumo por su exmujer y ser él quien se encargaba de hacer las compras, incluso las de la farmacia.

Tanto Rosario como Alfonso son conocedores de estos episodios de intoxicación y tratan de mostrar normalidad cuando el fiscal les pregunta por esos temas. En concreto, durante el juicio, Alfonso Basterra trató de controlar la situación y evitar dar muestras de nerviosismo ante las preguntas del fiscal.

METODOLOGÍA

Se han tomado como base del análisis las imágenes aparecidas en los medios y fundamentalmente las del video extraído de youtube, titulado “Alfonso Basterra”. Para ello se ha utilizado un programa de edición de video que permite el análisis fotograma a fotograma. Se ha editado un vídeo en formato NTSC, que permite una velocidad a 29,97 fotogramas por segundo. Dicho video, titulado “Alfonso Basterra. Sus pies cuentan la verdad”, ha sido publicado en el canal de youtube “analistanoverbal” y ha servido como base para tomar los tiempos del presente análisis. También supone un complemento al mismo ya que los gestos más sutiles no pueden apreciarse a través de una imagen fija. El empleo de video y de programas de edición se justifica porque el ser humano no es capaz de procesar toda la información que le llega a la vez por los distintos canales expresivos (palabras, pausas, tono de voz, expresión facial, movimientos corporales, gestos, etc.), prestando solo atención a los más llamativos. Así, se ha desglosado el comportamiento no verbal de Alfonso Basterra en los principales canales expresivos aplicables a este caso, incluyendo el verbal, la expresión facial, gestos, posturas, apariencia y paralingüística.

Al objeto de este análisis, nos referiremos a la postura como posición estática, ya que una postura dotada de movimiento sería tratada como gesto. En el análisis del gesto incluiremos los movimientos de las manos y brazos, y también de otras partes del cuerpo como la cabeza, el tronco, las piernas o los pies.

Para el análisis y nomenclatura de la expresión facial se ha empleado el Sistema de Codificación de la Acción Facial o FACS (Ekman & Friesen, 1978), excluyendose los códigos de posición de cabeza en los casos en que no resulta relevante su significado.

Para el análisis de la voz, se han considerado las cuestiones fonéticas y sintácticas y se han empleado como referencia las investigaciones de Murray y Arnott (2008), para tratar de identificar las características esenciales que contribuyen a identificar las emociones de ira, miedo y tristeza.

Los niveles de análisis a considerar han sido cuatro:

– Nivel 0: Comportamiento basal (comportamiento habitual)

– Nivel 1: Datos observables (conductas, expresión emocional, respuestas fisiológicas, etc.).

– Nivel 2: Inferencias (emociones, actitudes, deseos, cogniciones, valoraciones)

– Nivel 3: Hipótesis (suposiciones posibles, soluciones provisorias)

Este análisis pretende ser lo más objetivo posible, tratando dejar a un lado cualquier tipo de opinión o perjuicio hacia el sujeto objeto del análisis. En ningún caso se pretende juzgar o diagnosticar con exactitud matemática, algo que no está al alcance del analista en comportamiento no verbal (CNV).

MARCO TEÓRICO EN EL QUE SE BASA EL ANÁLISIS

Gracias a los trabajos de Darwin, Tomkins, Ekman y otros, hoy es comúnmente aceptado que existen al menos siete emociones universales con expresiones faciales innatas (alegría, ira, tristeza, miedo, asco, sorpresa y desprecio). También sabemos que esas emociones se manifiestan fundamentalmente a través de la cara. Autores como Ricci y Cortesi (Ricci & Cortesi, 1980) mantienen que la cara es una zona de comunicación especializada que empleamos para comunicar emociones y actitudes. Por su parte, Ekman y Friesen (Ekman & Friesen, 1969) afirman que la cara es la sede primaria de la expresión de las emociones.

El Dr. Paul Ekman, figura reconocida a nivel mundial en el estudio de las emociones y la expresión facial de las mismas, mantiene que la mayoría de las expresiones faciales son conscientes y se pueden modificar o controlar a voluntad. Hoy sabemos que las expresiones faciales de las emociones pueden ser modificadas y controladas, mostrando otras diferentes a las sentidas realmente. Así, la expresión de una emoción genuina podría ser atenuada, amplificada, sustituida u ocultada. Pero, sin embargo, los sentimientos ocultos pueden evidenciarse a través de las denominadas microexpesiones (Ekman, 2009, pág. 15), expresiones faciales brevísimas que se producen automáticamente, de forma no consciente y que suelen pasar desapercibidas (Ekman, 2009, págs. 134-135).

Por otra parte, no todos los músculos que producen las expresiones faciales son igualmente controlables: algunos son más fidedignos que otros. Los músculos fidedignos son aquellos de los que no puede hacerse uso para las expresiones falsas: el mentiroso no los tiene a su disposición, y como tampoco puede inhibirlos o abortarlos inmediatamente, le cuesta ocultar la acción de esos músculos al tratar de disimular una emoción real (Ekman, 2009, págs. 137- 138).

Por lo general, los mentirosos no controlan ni pueden ocultar todas sus conductas; probablemente no lograrían hacerlo aunque quisiesen. No es probable que alguien consiguiera controlar con éxito todo aquello que pudiese traicionarlo, desde la punta de la cabeza a la punta de los pies. En lugar de ello, los mentirosos ocultan y falsean lo que, según suponen, atraerá más la atención de los otros. Suelen poner el máximo cuidado en la elección de las palabras (Ekman, 2009, pág. 83).

Para Ekman, no todos los canales expresivos en el curso de un diálogo son igualmente confiables; algunos autodelatan mucho más que otros. Lo curioso es que la mayoría de las personas presta mayor atención a las fuentes menos fidedignas (las palabras y las expresiones faciales), y por ende se ve fácilmente desorientada (Ekman, 2009, pág. 83). Morris (1977), en concreto, afirma que le damos menos importancia al control deliberado de las partes del cuerpo que están más alejadas de la cara. De hecho cuando un individuo tratar de ocultar una emoción, ejercerá mayor control sobre su expresión facial, pero será mucho menos consciente de sus movimientos mientras estos se alejan de la cabeza. Así, los movimientos y posturas de las zonas más alejadas, como los pies, suministrarán señales más válidas a la hora de interpretar el verdadero estado emotivo de un individuo. Por ello, si una persona está nerviosa y no quiere dar muestras de esa intranquilidad, intentará simular tranquilidad controlando el contenido verbal de lo que dice y manipulando su expresión facial, pero el movimiento continuo de sus pies pudiera estar delatándole.

Por si fuera poco, Ekman y Friesen (1978) idearon el FACS (Facial Action Coding System): un sistema de codificación de las expresiones faciales, descomponiendo estas en sus unidades fundamentales o Unidades de Acción (AU). Este sistema permite clasificar todos los movimientos faciales visibles del rostro en sus componentes anatómico-fisiológicos, y, llevado

al campo de las emociones (EMFACS), leer las emociones y estados de ánimo de la persona. Además permite anotar la intensidad de cada Unidad de Acción (AU), añadiendo una letra según 5 niveles de intensidad: A (traza más débil), B (leve), C (pronunciada), D (severa o extrema), E (máxima intensidad).

Respecto al análisis de voz, diversas investigaciones (Murray & Arnott, 2008) muestran que la velocidad de alocución se vuelve más rápida al aflorar emociones como miedo y disgusto; la intensidad de la voz aumenta ante emociones como ira/enfado y disminuye ante la tristeza o el disgusto; la articulación se hace tensa ante la ira, e irregular ante el miedo.

ANÁLISIS

El análisis de las imágenes que aparecen en el vídeo titulado “Alfonso Basterra. Sus pies cuentan la verdad”, diferenciando los distintos canales expresivos, arroja los siguientes DATOS e INFERENCIAS:Ç

NIVEL 0: COMPORTAMIENTO BASAL

POSTURA BASTERRA

NIVEL 1 Y 2: DATOS E INFERENCIAS

NIVEL 3: HIPÓTESIS

A priori la apariencia de Alfonso Basterra no sigue la línea habitual (chaqueta, pantalón de vestir y camisa) de la mayoría de las imágenes que han aparecido en los sucesivos medios de comunicación. También llama la atención su jersey de color negro, coincidente con el color de la vestimenta que Rosario Porto eligió ese día. Una hipótesis plausible es que hubiera cierta intención para tratar de “manipular” emocionalmente al jurado, tratando de despertar compasión y pena por la muestra de dolor que representa el luto.

En cuanto a la postura corporal mantenida durante las preguntas realizadas sobre el asunto del orfidal, ha sido prácticamente la misma: sentado con piernas separadas y cruce de brazos sobre el pecho; siendo significativo el reducido número de gestos ilustradores efectuados, gestos que sí han sido realizados, por ejemplo, cuando Alfonso Basterra ha “atacado” o “reprochado” algunas cuestiones al fiscal. Una hipótesis plausible es que ante las preguntas del fiscal, relativas al orfidal, Alfonso Basterra se ha sentido incómodo y en ocasiones inseguro, por lo que inconscientemente ha optado por buscar cierta comodidad con esa postura de cierre, de necesidad de protección, estableciendo esa barrera con sus brazos. Diversos estudios han puesto de manifiesto que las personas deshonestas, realizan menos movimientos expresivos con los brazos, manos y dedos y emplean menos ilustradores (De Paulo et al., 2003; Strömwall, Granhag y Hartwig, 2004) lo que nos hace dudar sobre la veracidad de sus declaraciones, excepto en momentos puntuales (por ejemplo al detallar la existencia de un supermercado Aldi próximo a la cafetería (G-28 del análisis).

La postura de pies retraídos hacia atrás sería una postura de rechazo o repulsa (Mehrabian, 1968) y correlacionaría con su falta de implicación a la hora de contestar a las preguntas del fiscal (también con su tono apático y, a veces, jocoso)

La paralingüística de su voz denotaría apatía y tristeza, lo que correlacionaría con la falta de deseo de colaboración con el fiscal y con la brevedad de sus respuestas en muchas ocasiones (empleo de monosílabos).

La aparición de pocas muletillas o pausas prolongadas (excepto en los momentos de mayor tensión) nos permitiría plantear que Alfonso Basterra es una persona segura de sí misma. También la contundencia con la que responde en muchas ocasiones

La latencia breve de sus respuestas nos permite hipotetizar sobre cierta preparación previa, teniendo preparadas algunas respuestas antes de que el fiscal haya finalizado su pregunta.

Su voz se vuelve más baja en determinados momentos, lo que nos hace hipotetizar sobre su deseo de pasar por alto ese aspecto o de estar faltando a la verdad; por ejemplo, cuando dice no recordar el haber puesto la excusa de haber olvidado el medicamento en la habitación de un hotel. Lo mismo podríamos establecer en cuanto a las respuestas en las que no quiere dar ningún tipo de detalle y se limita a contestar con un monosílabo. Diversos estudios han puesto de manifiesto como el discurso del mentiroso suele contener menor número de detalles y sus respuestas son más cortas (De Paulo et al., 2003; Strömwall, Granhag y Hartwig, 2004).

De manera conjunta, el análisis del comportamiento no verbal de Alfonso Basterra, al escuchar y responder a cada una de las preguntas planteadas por el fiscal, nos permite plantear las siguientes suposiciones:

  • Respecto a la pregunta de si le dio orfidal a su hija el día 21 de septiembre: No es posible el planteamiento de hipótesis ya que el acusado no aparece en imagen.
  • Ante la pregunta de si sabe quién se lo pudo dar: Su expresión facial (EF-1) trata de remarcar su ignorancia al respecto, sus gestos emblemáticos (G-1) tratan de poner énfasis en su respuesta para dejar por sentado que ignora quien se lo pudo dar o su postura corporal (P-1) denota inseguridad ante la situación y deseo de protección, estableciendo inconscientemente una barrera con su cruce de brazos, tratando de protegerse de una situación aversiva para él. Esta postura corporal ha sido mantenida prácticamente durante todas las preguntas referidas al orfidal; postura que no ha mantenido en otros momentos del juicio, lo que confirma su necesidad de protegerse ante este asunto. Además su postura de pies retraídos correlacionaría con las muestras de repulsa y rechazo hacia la figura del fiscal (elemento amenazante para él) y el escaso deseo de colaboración empleando monosílabos como respuesta y con el deseo de pasar a otro tema.
  • Respecto a la pregunta de si le dio orfidal en los episodios anteriores: La expresión facial EF-2 deja traslucir una sutil microexpresión de desprecio. El desprecio se siente por las personas o sus acciones. La hipótesis en este caso apunta a una emoción inconsciente, que muestra de forma automática, hacia la figura del fiscal o hacia la pregunta formulada; con ello podemos afirmar que es una señal de sentirse superior al señor fiscal. Esa hipótesis se ve reforzada al ir acompañada dicha expresión a una sutil expresión de asco (EF-3), como rechazo hacia la figura del fiscal y como asco interpersonal de estar harto (los hallazgos de los psicólogos John Gottman, Erica Woodin y Robert Levenson sugieren la existencia de este tipo de asco).

    Sus gestos de asentimiento, mientras escucha la pregunta (G-2), suponen una muestra de que está prestando atención y que comprende lo que se le pregunta; mientras que sus gestos de negación (G-3), no hacen otra cosa sino reforzar más su respuesta negativa; que da de forma rápida y a la que añade el adverbio “por supuesto”, como queriendo dejar claro que él no ha tenido nada que ver en los episodios de intoxicación de la niña.

    Respecto a la pregunta de si sabe algo sobre quien se lo pudo dar:

    o La expresión facial adoptada (EF-4) trata de poner de manifiesto su ignorancia al respecto y de insinuar que él nada tiene que ver en el asunto.

    o Su gestos de negación mientras responde (G-4) van en la misma línea, queriendo reforzar su respuesta verbal para la que emplea otra vez un escueto “no”, lo que denota poco interés por ampliar o esclarecer ese asunto.

    Respecto al comentario del fiscal de que Rosario también negó haber matado a su hija y que no le formulará esa pregunta:

    o La expresión facial EF-5 muestra la aparición de un adaptador (deslizamiento de mandíbula con protuberancia de la lengua) como expresión de incomodidad o ansiedad ante el comentario del fiscal (Ekman, 2009). Su aumento del parpadeo (EF-6) tras escuchar “si usted mató a su hija” denota nerviosismo y pone de manifiesto algún pensamiento, valoración o deseo al respecto.

    o Su gesto de asentimiento (G-5) es de comprensión y feedback hacia el enunciado.

    Respecto a la pregunta de si compró orfidal durante el mes de julio:

    o La expresión facial EF-7 denota desagrado (ira) por la pregunta planteada, también abatimiento y miedo. Cuando alguien intenta dañarnos es probable que la respuesta sean la ira y el miedo, por lo que podemos hipotetizar que la pregunta resulta una amenaza para él.

    o Sus gestos G-6, G-7 y G-9 van en la misma línea, como muestras de intranquilidad y nerviosismo ante la pregunta planteada. Su gesto G-8 va en la misma línea de asentir con la cabeza; en este caso porque no le queda más remedio que reconocer que compró orfidal ese mes. Su escueta respuesta indicaría poco interés por colaborar o ampliar la información al respecto.

    Referente a la pregunta de si el día 5 de julio retiró 50 comprimidos de orfidal de la farmacia de la Rúa Do Hórreo 55:

    o La expresión facial EF-7 muestra una microexpresión de asco como rechazo hacia la figura del fiscal por la pregunta planteada. Las EF-8 y F-9 muestran sendas microexpresiones de ira como sentimiento incontrolado de querer causarle daño al objeto causante de su ira. El deseo de inhibir sus respuestas coléricas, e impedir que su ira se convierta en rabia, correlacionaría con esas muestras de intranquilidad y nerviosismo, que muestra a través de esos movimientos con sus pies cuando empieza a escuchar la pregunta (G-10).

    Referente a la respuesta dada por Alfonso Basterra a la pregunta anterior:

    o Su expresión facial EF-11 refuerza la idea de querer mostrar que para él es normal que no recuerde las cantidades que retiró de esa farmacia.

    o Sus gestos corroboran el reconocimiento de que efectivamente retiró una caja de comprimidos de esa misma farmacia (G-11), que es normal que no recuerde la cantidad de comprimidos que tenía la caja (G-12) y que el asunto de las cantidades (G-13) le irrita, aunque quiera mostrar que le da igual (tirón de hombro).

    o El empleo del adverbio “por supuesto”, y las cantidades empleadas en su respuesta (82 comprimidos), ponen de manifiesto que él considera lógico y cierto no recordar las cantidades; pero es consciente de que la cantidad de 82 comprimidos no es plausible para una medicación (actitud chulesca), lo que

    probablemente le provoca ese pico de nerviosismo (G-13) con el pequeño tic del hombro izquierdo.

    A la pregunta de si está de acuerdo con la fecha del 5 de julio:

    o Aunque da feedback de comprender lo que se le pregunta (EF-12) y de reconocer que sí está de acuerdo (G-14), la pregunta le incomoda, dando muestras de un pequeño bloqueo para procesar qué respuesta dar y mostrando cierto nerviosismo (tic de ojos y aumento del pestañeo) una vez admitido el “sí” (G-15). Tampoco en esta ocasión le interesa ampliar la información (empleo de un monosílabo como respuesta).

    Ante la pregunta de que si, en esa ocasión del día 17 de julio, puso como excusa en la farmacia el haberse dejado olvidado el medicamento previamente dispensado en la habitación de un hotel:

    o Su expresión facial (EF-14) denota de nuevo rabia e incomodidad ante la pregunta y probablemente fluye ante la imposibilidad de poder atacar o huir de esa amenaza. En ese mismo sentido va la inquietud y nerviosismo que manifiesta con un incesante movimiento de pies y piernas (G-23) mientras escucha la pregunta.

    o También aparece una clara expresión de desprecio (EF-15) lo que denota ese sentimiento de superioridad y aversión, falta de respeto o reconocimiento hacia la figura del fiscal.

    o Su respuesta negativa va acompañada de una serie de expresiones faciales (EF- 16) que ponen en duda la veracidad de su respuesta, siendo su verbalización escueta y rápida.

    Ante el comentario de relatar lo que les dijo:

    o Llama la atención que en esta ocasión sí muestra interés por aclarar o ampliar la información, no importándole o estando deseoso de decirlo, dando muestras de nerviosismo (G-24), incurriendo en algún titubeo (“lo que di…les dije) y con un discurso más acelerado. Todo ello denotaría un alto interés por ampliar o contar su versión.

    Durante el transcurso de su relato sobre lo que dijo:

    o Su expresión facial (EF-18) denota concentración, probablemente porque el hacer dicho relato le exige mayores recursos a nivel cognitivo, ya que debe poner cuidado y no incurrir en errores o contradicciones. Su rostro al frente, con cabeza y mirada hacia abajo, dirigiendo la mirada hacia el fiscal -ahora solo en algunos momentos puntuales- van en la línea de esa mayor concentración que ahora necesita. En este relato su nerviosismo se acentúa (G-26), da detalles innecesarios (“que hay precisamente…”), aunque se siente más desinhibido gestualmente ante el detalle del supermercado que hay próximo (G-27), pero incrementándose su nerviosismo a la hora de afirmar que se lo habían “robao allí mismo” (G-28), y evitando el contacto ocular (G-29) al pronunciar que lo del hotel no lo recuerda para nada (“para nada”, otro adorno). El análisis de su voz muestra un descenso del volumen de su voz al pronunciar esa frase final. También una mayor latencia de respuesta (debida probablemente al mayor esfuerzo cognitivo para construir lo que va a decir), la inclusión de alguna muletilla (“eh”), repetición de la expresión “había” y un error de dicción (“farmaceuntica”). Todo ello nos permite hipotetizar que su relato probablemente no sea veraz, aunque contenga detalles que sí lo sean (datos del supermercado).

    CONCLUSIONES

    Sabemos que un individuo puede ser capaz de inhibir casi todos los indicios posturales de las emociones. En el caso de Alfonso Basterra, se muestran gestos y expresiones que tratan de dar normalidad y falta de preocupación por las preguntas que le formula el fiscal. Sus expresiones faciales en muchos casos son controladas, sabedor quizás de que el rostro es la zona a través de la cual mostramos las emociones. Pero la intensidad de una emoción hay que buscarla más en las extremidades. Basterra ejerce control sobre sus brazos, que apenas mueve cuando el fiscal le plantea las preguntas referentes al orfidal, permaneciendo con ambos brazos cruzados sobre el pecho, como si inconscientemente quisiera establecer una barrera que le protegiera de esa situación, para él, tan aversiva e incómoda. Como se ha planteado en el análisis, ese gesto, en este caso, denotaría incomodidad, inseguridad ante la situación y necesidad de protección.

    Ante las preguntas del fiscal afloran distintas emociones, algunas muy breves y sutiles -como las microexpresiones analizadas- surgen de forma no consciente y son imposibles de controlar. Esas microexpresiones han puesto de manifiesto la rabia y desagrado (ira) por las preguntas que le comprometen, el rechazo que le provoca el contenido de dichas preguntas, el desprecio hacia la figura del fiscal y el miedo probablemente a las consecuencias, o a incurrir en errores o contradicciones en su declaración.

    Diversos estudios (DePaulo et al, 2003; Strömwall, Granhag y Hartwig, 2004) han puesto de manifiesto cómo cuando se miente se reduce el número de ilustradores, las respuestas son más cortas, menos plausibles, y el discurso suele contener menor número de detalles. En este sentido, a lo largo de la declaración de Basterra hemos podido apreciar algunos de estos indicadores.

    Su inquietud y nerviosismo ha quedado patente a lo largo de la serie de preguntas referidas a las compras de orfidal, no siendo consciente o no pudiendo llegar a controlar los movimientos de sus extremidades inferiores. Evolutivamente nuestras piernas nos han servido para huir del peligro y para acercarnos a lo que queremos y, en este sentido, el cerebro humano inconscientemente trata de que avancemos hacia lo que queremos y huyamos de lo que no queremos. Estudios de prestigiosos investigadores, como Paul Ekman, han mostrado cómo en situaciones experimentales, cuando los individuos mienten aumentan los movimientos de la parte inferior del cuerpo, así como el número de movimientos inconscientes de los pies. También, que los movimientos corporales aumentan cuando el individuo siente incomodidad o estrés.

    Como hemos afirmado, un individuo puede llegar a inhibir casi todos los indicios posturales y gestuales que desvelarían sus emociones, pero normalmente se olvidará de sus extremidades inferiores y no podrá controlar los movimientos más sutiles; y esto es lo que precisamente hemos podido observar en Alfonso Basterra ante las preguntas más comprometedoras del fiscal. Trata de mostrar seguridad y control de la situación, pero sus pies cuentan la verdad.