Uno de los principales retos en el desarrollo de las grandes ciudades viene dado por la necesidad de afrontar nuevas dinámicas a la hora de satisfacer la demanda de distribución tanto de personas como de mercancías. El auge del e-commerce, así como el aumento de datos electrónicos basados en el posicionamiento en tiempo real, exigen soluciones innovadoras para conseguir una armonía ciudadana sostenible. Bajo esta perspectiva, la gestión de la logística urbana se convierte en una pieza clave para dar respuesta a los nuevos escenarios planteados en las ciudades, teniendo en cuenta que es preciso integrar las diferentes infraestructuras logísticas ya existentes.
En relación con el transporte de personas, la Comisión Europea ofrece datos que evidencian la hegemonía del transporte privado frente al transporte colectivo. Los valores promedio para UE indican que algo más del 83% de los desplazamientos de personas se realizan utilizando el vehículo propio, mientras que el 9% de desplazamientos se realiza empleando transporte colectivo y el resto, casi el 8% de desplazamientos, tiene lugar mediante ferrocarril.
Sin duda, las cifras resultan incompatibles con el desarrollo de las nuevas tendencias que incorporan el concepto de Smart city. Aún queda un largo camino por recorrer si deseamos potenciar el uso del vehículo compartido, el vehículo eléctrico, la bicicleta o incorporando sistemas y combustibles más eficientes y respetuosos con el medio ambiente. De hecho, el uso del ferrocarril resulta un tanto escaso en toda la Unión Europea, e incluso el uso del transporte colectivo también resulta escaso, a pesar de los esfuerzos realizados por las autoridades municipales en la adecuación de los PMUS de las ciudades para potenciar un entorno más habitable y conseguir un uso más racional de los recursos que nos permita adaptar los estilos de vida a un entorno más sostenible.
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